ANTONIO SÁNCHEZ MARTÍNEZ, CUANDO LA RADIO EN ALMERÍA ERA EN BLANCO Y NEGRO
Tiene 94 años. Empezó de camarero y se convirtió en uno de los mejores técnicos de Radio Juventud
Quedó huérfano a los 5 años y al ser el único varón de la familia trabajó desde los 14 para ayudar a su madre y hermanas
Se jubiló en el 1992 después de medio siglo en la radio. Su primer sueldo en este mundillo fue de 2.100 pesetas
La historia de un hombre que vivió una radio en blanco y negro. Cuando la información no estaba a golpe de clic o de redes sociales, en Almería había grandes profesionales del mundo del periodismo, pero ahora toca centrarse en las ondas, porque una simple grabación que hoy en día se hace con cualquier aplicación del móvil, hace décadas tardaba muchísimo más. El protagonista no es otro que una institución de la ciudad, uno de los técnicos que conoció las dos radios, la de antaño y la actual.
Antonio Miguel Sánchez Martínez (29/9/1928), se crió en Los Molinos y aún sigue viviendo allí, dándose sus vueltas por el barrio.
En su DNI reza que llegó al mundo el 1 de octubre, pero fue debido a que su padre, que también se llamaba Antonio, trabajaba en Córdoba, y venía de camino a Almería, por lo que no dio tiempo a ir al Registro el día 29 de septiembre.
Hijo de Antonio Sánchez Rodríguez y Dolores Martínez Ferrón, es el único varón de siete hermanos. Cuando cumplió los 5 quedó huérfano y tuvo que ponerse a trabajar a los 14 para ayudar a su madre y sacar adelante la familia, a la que también llegaron sus hermanas Lola, Mari, Ana, Carmina, CarmeTerminó la y Luisa. En aquella época no había pensiones de viudedad y Antonio tiró hacia adelante como camarero del Bar del Puerto Pesquero y la ‘Bodega el 1 y el 2’, de las más famosas de Almería.
Estudios
Además de la vida junto a la barra de un bar, Antonio también distribuía vinos por la capital y la provincia. En sus largos trayectos con la mula hacia Níjar aprovechaba para estudiar radioelectrónica, su gran pasión. Aparcaba su bicicleta en El Zapillo, se daba un baño en la playa y al bar a trabajar, hasta que a partir de 1951 cambia su vida radicalmente. Rafael Gómez, director de Radio Juventud, lo llama para que le eche una mano. Por aquel entonces Antonio era Técnico de 2ª y todavía no había terminado sus estudios, por lo que compaginaba ser camarero con su verdadera vocación: el mundo de las ondas.
Dejó la bodega en diciembre de 1965 para dedicarse exclusivamente a la radio. su carrera y comenzó a ganar 2.100 pesetas en Radio Juventud.
Apodo
Con compañeros históricos de la información de Almería: Encarna Sánchez, Juanjo Pérez, Pepe Pardo, Mari Carmen Torrijos, María Rosa Granados y muchos más que darían para dos páginas, Antonio Sánchez fue apodado ‘El Navajilla’ por otro director: Miguel Ángel Martínez, ya que él era capaz de arreglar cualquier radio o incluso aquellas teles en blanco y negro con una navaja que llevaba en su llavero. Otro de los apodos fue ‘Marconi’.
Le encantaba ayudar a sus vecinos de Los Molinos. Era un adelantado a su tiempo. En la Calle Joya había y hay un amigo con unas manos impresionantes. Hacía la puesta a punto de radios y televisores sin cobrar.
También dio clase a los niños de las Flechas Navales, en la Calle Arráez.
Estuvo en la transición Radio Juventud-Radio Cadena-Radio Nacional de España. Como técnico de electrónica recuerda las retransmisiones en directo desde El Taranto o la Semana Santa. Antonio tuvo el primer teléfono de Los Molinos y puso la primera placa solar. No se escapaba nada.
Jubilación
En 1992 y con medio siglo laboral, dio un paso al lado para que entraran las nuevas generaciones, como su hijo, Antonio Sánchez, que ha seguido su camino y es técnico en Canal Sur. Ese estrés del día a día junto a la mesa de sonido quedó atrás, pero no su vocación. En ‘El Majuelo’, su cortijo, jugaba al dominó con sus amigos, disfrutaba en el bancal y también como lugar de desconexión.
Antonio sigue viviendo en la Calle Joya, en Los Molinos, recordando aquella radio en blanco y negro. Una persona que trabajó para sacar adelante a su familia sin perder de vista su sueño hasta convertirse en una institución de la profesión.