Un anime japonés
Dicen que las pinturas rupestres son la primera expresión de lo humano. Desde ahí, hasta Disney o el anime japonés, ha pasado mucho tiempo, pero en esencia hablamos de lo mismo: el arte como expresión de nuestra especie. El manga y el anime japonés ha cogido una especial relevancia del siglo XX hasta hoy: un arte capaz de reflejar las inquietudes y anhelos del pueblo japonés.
Se acaba de estrenar, “Suzume”, una película dirigida por Makoto Shinkai, conocido por “Your name” (2010), la tercera película de anime más taquillera de todos los tiempos. Podríamos decir que el director trata de repetir su misma fórmula, incluso con los mismos recursos narrativos (tiempo, canciones que enfatizan el romanticismo, flashbacks finales…).
La película nos presenta a una joven de 17 años (Suzume) que se encuentra con un misterioso joven, al que termina ayudando a cerrar “las puertas” que conectan con otro mundo. Todo ese “abrir y cerrar puertas” genera desastres por todo Japón. En cuanto a la estructura y narración, la parte central pierde un poco de ritmo, aunque lo logra recuperar con un final épico. Vale la pena destacar la ausencia de la figura paterna, que ni está ni se le recuerda.
Los desastres que se generan al dejar las puertas abiertas, dan pie una interesante simbología; pues nos evocan a la 2ª Guerra Mundial y a las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Es bueno recordar que ya desde los años 50 y 60, los mangas reflejaban esa crítica a EEUU y a cualquier acción bélica (“Pies descalzos”).
Pero “Suzume” es, por encima de todo, una historia de amor. El encuentro que tiene con Souta pronto será puesto a prueba. Pero si hay una simbología importante es la referente al más allá: “las puertas” nos marcan esa frontera con el otro mundo, mostrando un más allá amenazador y mítico, en donde solo el amor tiene una fuerza única y especial.
“Suzume” es una fábula capaz de mucho, que quizás peca un poco de ambiciosa. Aun así, el producto final es notable, con secuencias de acción bien planificadas, un hermoso lirismo visual y un poderoso nivel simbólico. Eso sí, quizás no apta para los más pequeños. No se la pierdan.