No es cuestión de personalidad
El Almería pone ganas y actitud, pero hay partidos que le vienen grandes. En Getafe, otra vez sin red
Ocho jornadas para el final y haciendo cuentas para no descender. Nada nuevo. El Almería sabía que iba a ser su camino, su día a día, el convivir con la presión de tener que ganar para no caer al pozo. En el fútbol se conocen todos y el factor sorpresa desaparece. La derrota contra el Athletic prácticamente entraba en los planes y no por ganas o actitud, sino por cuestiones puramente deportivas.
Un equipo que lleva 52 goles en contra se autodefine como débil defensivamente, y esto da para enfrentamientos directos, no ante rivales de entidad, con la excepción del FC Barcelona. Ni un equipo de los siete primeros clasificados se dejó puntos contra el Almería salvo los culés, que además serán campeones de Liga. Si en este deporte no existiera el error los resultados serían siempre de 0-0 y contra el Athletic se vio un regalo de Fernando, el que no suele fallar, y una alarmante, que no sorprendente, falta de contundencia en el área. Esto viene matando al Almería desde el mes de agosto y no se le puso solución cuando se podía. Otro de los tópicos del deporte es salir con el cuchillo entre los dientes, y la pregunta es: ¿hay cuchillo?. El Almería no basa su juego en pegar bocados o hacer más faltas que el rival porque no tiene esas piezas, esos futbolistas. El único que rompe esa línea es Luis Suárez con su carácter. Esta plantilla tiene actitud, le pone ganas, y eso es innegable, pero no tiene colmillo. Todo gira alrededor del balón y la posesión.
Ni cuando ganó al Valencia estaba salvado ni ahora ha descendido. Simplemente y como se reflejó en el comportamiento de la grada ante el Athletic, el resultado no fue extraño porque quien va al Estadio conoce los pecados de su
Calma
equipo. Van 16 derrotas. Hay que quedarse con lo bueno y es que a este grupo, con sus virtudes, que las hay, y sus defectos, que también, no se le ve muerto, menos mal.
El míster se queda con la facilidad para marcar y no le falta razón, porque son 36 dianas, números de equipo de mitad de tabla hacia arriba, pero atrás se desangra con 52. Ahora que el mundo habla de la sequía, del Almería sale más agua de la que entra y así va la clasificación. En definitiva, el Almería se salvará o descenderá por cuestiones meramente deportivas, no por falta de profesionalidad ni actitud ni personalidad. Es solo que la plantilla ha llegado a un tope y no evoluciona
Equipos como el Athletic siempre sacan tus debilidades y esconden virtudes
Rubi
tel para ver a sus ídolos. Es la historia de Ramón Fernández Molina. Baldomero Titos, presidente de la Peña El Tomate, se puso en contacto con LA VOZ y SER para contar cómo a este fiel seguidor del conjunto bilbaíno le cambió la vida en un segundo, pero como la vida es felicidad, decidió seguir adelante con la ayuda de su familia, de sus amigos, y del fútbol, con su Athletic.
Ramón García Molina siempre había jugado al fútbol porque era, y es, su deporte favorito. Se crio en el seno de una familia humilde de Almería en casa cuando las televisiones aún eran en blanco y negro y solo se veía La1 de Televisión Española. Tiempos
Inolvidable
en los que no era tan sencillo ver el fútbol lejos de tu ciudad. Seguidor fiel del Athletic Club de Bilbao y del mítico guardameta Iribar porque cuando él jugaba al fútbol lo hacía también en esta posición, su pasión por este deporte no paraba de crecer. Tal era su afición por el conjunto vasco que sus padres le regalaron un pin de oro del equipo al cual siempre ha acompañado independientemente de las circunstancias. Un sentimiento desde pequeño.
“A él le hubiese encantado seguir la trayectoria de su Athletic por todas partes. Sin embargo, su enfermedad le llegó demasiado temprano mientras jugaba al fútbol. Un derrame
No falla
cerebral que le impidió seguir practicando deporte, caminar y volver a hablar. A pesar de esto, su enfermedad no le impide seguir disfrutando de un fútbol ya en color y no se pierde ni un partido de su equipo favorito con la misma ilusión y pasión”, indica la familia a LA VOZ y SER. “Gracias a la amabilidad y conexión de muchas personas de la afición, a sus 70 años se le brindó la gran oportunidad de poder sentirse cerca de su equipo y disfrutar de un partido en directo desde el campo del Almería, su ciudad natal”. Ramón visitó a la familia del Athletic en el hotel de concentración de El Toyo y se lo pasó en grande viendo el choque del Mediterráneo. Inolvidable.