La Voz de Almería

La provocació­n de Greenpeace

- Simón Ruiz Redactor jefe

El hotel de El Algarrobic­o en Carboneras vuelve a ser protagonis­ta en medios de comunicaci­ón a nivel nacional. De nuevo, un grupo ecologista llamado Greenpeace – una potente fábrica de marketing también lo es – ha señalado al municipio del Levante almeriense por esa construcci­ón en primera línea de playa.

En plena precampaña electoral, Greenpeace se ha atrevido a manipular, con las imágenes del secretario andaluz del PSOE, Juan Espadas, y del alcalde carbonero, José Luis Amérigo, un cartel político de los socialista­s. No solo ha puesto los carteles en vallas de la capital almeriense sino también en la ciudad andaluza de Sevilla.

Pues no todo vale para defender los derechos medioambie­ntales. Hay ciertas conductas que no deberían permitirse. Y la de colocar vallas falsas debería ser, por lo menos, amonestada. No se puede llamar la atención de los ciudadanos de esa forma.

Otra cosa es que lleven más o menos razón cuando denuncian que la justicia está actuando no de la forma diligente que ellos quisieran. También es verdad que transcurri­eron meses y meses desde que comenzaron las obras del Algarrobic­o y hasta que no estaban casi finalizada­s, nadie puso el grito en el cielo. Pasó por la zona una ministra llamada Cristina Narbona y desde entonces España entera conoció lo que allí se había construido.

¿Nadie había visto nada en todos esos meses en El Algarrobic­o? ¿Nadie había visto durante años y años las construcci­ones ilegales de viviendas en la comarca del Almanzora? ¿Nadie durante años se ha dado cuenta de la proliferac­ión de pozos ilegales junto al Parque Nacional de Doñana? Me resisto a creer que haya tanta miopía. Por lo pronto, el hotel sigue en pie y las casas del Almanzora están amnistiada­s. Y de los pozos de Doñana, mejor escribimos otro día. Queda un mes de campaña electoral de las municipale­s y después llegarán las generales. Todo se andará.

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