La Voz de Almería

Los orígenes del Paseo Marítimo

En 1968 se subastaron las obras para un gran paseo entre la Térmica y San Miguel Unos años antes ya habían comenzado a levantar grandes edificios a orilla de la playa

- Eduardo de Vicente epino@lavozdealm­eria.com

En 1962 empezó a decidirse el futuro de la línea de costa que iba desde el barrio de Ciudad Jardín al Zapillo. Se hablaba entonces de la convenienc­ia de construir un gran Paseo Marítimo custodiado por grupos residencia­les como los que se veían en otras ciudades que nos llevaban la delantera en la carrera por el turismo.

Almería quería vivir de cara al mar, construir una nueva ciudad costera que sirviera de escaparate a la hora de promociona­r nuestras bondades climatológ­icas y nuestras playas, y esa nueva ciudad pasaba de forma irremediab­le por la franja litoral que desde el balneario de San Miguel se extendía hasta la curva del río.

Para empezar a levantar el nuevo barrio marítimo y su malecón era necesario la regeneraci­ón de la playa, pero cómo había prisas por hacer negocio, como los promotores apretaban viendo la posibilida­d de sacar tajada, la construcci­ón de edificios se adelantó a todos los proyectos y antes de que comenzaran las obras de regeneraci­ón de la playa ya estaban en pie los monstruos de hormigón, auténticos heraldos de los nuevos tiempos.*

Los bloques de edificios llegaron sin orden ni concierto para colocarse a orilla de la playa. Era tanta la proximidad que algunas construcci­ones, como las del Playmar, tuvieron que utilizar placas flotantes en su cimentació­n debido a la proximidad del mar, además de un muro de contención en su línea de aceras para frenar el ímpetu del oleaje en los días de fuerte temporal.

Tras una década de gestación, el proyecto del Paseo Marítimo empezó a caminar de verdad en el otoño de 1968, cuando salieron a subasta las obras, tanto del malecón como las de la regeneraci­ón de la playa, por un presupuest­o de sesenta y tres millones de pesetas de los que aproximada­mente la mitad, eran financiado­s por el Instituto Nacional de Industria.

El proyecto comprendía un Paseo Marítimo desde el espigón de la Térmica a la zona conocida como Villasorre­nto, y una serie de once espigones la playa de San Miguel para retener las arenas y defender la playa. Además, entre el balneario de la familia Naveros y el embarcader­o de la Compañía Andaluza de Minas, estaba previsto la construcci­ón de un espigón de escollera.

En 1969 comenzaron las obras del Paseo Marítimo. En aquellos tiempos los temporales seguían castigando con dureza el litoral y las aguas batían con estrépito la cimentació­n de los edificios en los días más crudos de viento. El nuevo barrio presentaba un aspecto fantasmagó­rico, con los edificios gigantesco­s recién construido­s, la playa aún sin regenerar y las olas lamiendo los pies de las construcci­ones.

Poco a poco fueron desapareci­endo las últimas señas de identidad de lo que había sido el barrio de los chalés y el de las casas de los pescadores y cuando entraron las piquetas no respetaron ni el arbolado de los eucaliptos que separaba la playa del Zapillo de la carretera. En aquel pequeño bosque construyer­on Valverde y Morales los tres bloques de edificios Playmar. Las obras se iniciaron en 1964 y los apartament­os comenzaron a venderse tres años después. Pisos entre 465.000 y 650.000 pesetas, con tres dormitorio­s, a la orilla de la playa, con dos baños, antena colectiva, teléfono interior y con derecho a caseta de baño en la planta baja, el sueño de muchas familias de la clase media que buscaban una ocasión como esta para pasar los meses de verano frente al mar.

El edificio Playmar sumaba su nombre a la lista de construcci­ones gigantesca­s que se inició en 1963 con el edificio Playa, en el corazón de Villagarcí­a. Fue uno de los más populares de la zona porque allí se instaló el restaurant­e Manolo Manzanilla, que también fue tablao flamenco y posteriorm­ente sala de fiestas. Por esos años comenzahas­ta ron a levantarse los pisos del callejón que iba desde la esquina de la Habana, en la avenida Vivar Téllez (hoy Cabo de Gata), hasta el mar. Cuando la zona estuvo urbanizada el ayuntamien­to, en el Pleno del 19 de septiembre de 1966, aceptó la petición hecha por Juan de la Mata, secretario del Juzgado de Instrucció­n número uno de Almería, para ponerle el nombre de Quesada a la calle. Fue una manera de rendirles homenaje a las familias de la población jiennense de Quesada que habían invertido en viviendas en la zona. Los Tritones, Las Conchas, el Zagal, Las Caracolas, el Tahití, fueron llenando de bloques la orilla del mar, acorraland­o a los bañistas sobre la arena, con los metros justos para poder poner las sombrillas y las esteras a salvo de las olas.

 ?? ?? El Paseo Marítimo en construció­n, en los años 80, con los once espigones que iban de San Miguel a la Térmica.
El Paseo Marítimo en construció­n, en los años 80, con los once espigones que iban de San Miguel a la Térmica.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain