Hilario y José, más de 20 años convirtiendo la chatarra en arte
Sus obras se podrán disfrutar en la sala de exposiciones de la oficina de Turismo del Castillo
“Empezamos como compañeros de trabajo, ahora somos profesor y alumno aunque parecemos más bien un matrimonio”, comenzaron explicando su historia entre bromas Hilario Castro López y José Mateo Blanque. Todo comenzó hace 20 años, cuando intentando incentivar a los alumnos del ciclo medio de soldadura del IES Jaroso en Cuevas del Almanzora, Mateo recordó que apuntó a los alumnos a un certamen de ciencias donde tenían que representar un Nautilus.
Basura Hilario y José sorprenden ahora a todos aquellos que conocen sus obras, “no se explican como podemos hacer arte con la basura”. De restos de bicicletas viejas, tubos de obra o retales de metal como sierras o serruchos crean esculturas tales como un flamenco, una cabra, un velero o una escena cotidiana del siglo XIX sobre la época minera de la comarca.
José Mateo (1970), profesor de soldadura del ciclo recordó cómo entonces se inventó esa primera figura sin haber visto nunca antes un Nautilus. “Pero quedó muy parecido y seguimos haciendo otros encargos.”
El Ayuntamiento cuevano apostó por el ciclo y les encargó la pieza que corona la rotonda del castillo, “también en la planta de residuos de Albox les hicimos el logotipo en acero; en el parque de Luis Siret les hicimos las letras de su nombre, la rotonda de la igualdad de Cuevas y por el camino me encontré a Hilario” recordó Mateo. Hilario Castro (1959), por otro lado, era una figura más que conocida en el municipio cuevano ya que había sido el profesor de plástica del IES Jaroso desde hacía más de 30 años.
Unidos por el arte Pero no fue hasta hace 4 años cuando se jubiló y comenzó a crear junto a José Mateo estas esculturas artísticas de materiales reciclados, así forjaron su nueva relación que pasó de compañeros de trabajo, a profesor y alumno. Hilario hizo memoria por su trayectoria profesional recordando sus comienzos, “estudié Bellas Artes en Sevilla y siempre me dediqué a la pintura, pero tenía ganas de probar con la escultura y en cuanto me jubilé, me matriculé en el ciclo de soldadura, Mateo me ha educado en el mundo de soldar y estamos haciendo cosas muy interesantes”.
A la pregunta sobre si Hilario es mejor como compañero o como alumno, Mateo lo tiene claro, “como alumno suspende todo”, esputa entre carcajadas. Aunque a pesar de esto, Mateo reconoció que en el taller “nos viene muy bien, se implica en todo el primero los críos lo ven y le toman de ejemplo”.
Este matrimonio artístico, no puede parar de crear. Su imaginación se incrementa conforme van configurando nuevas figuras. Y ya son muchos los amigos y vecinos que cuando ven alguna chatarra en la basura enseguida les llaman y les pregunta que si le podemos dar uso. “No decimos que no a ninguna de las chatarras que nos dan, siempre recogemos todo, si hay algo en mal estado lo tiramos pero solemos aprovecharlo todo”.
Inspiración De hecho, raro es el vecino que no les ha hecho algún que otro encargo para decorar sus viviendas, con mesas únicas, rejas y decoración como jarrones o móviles. También remodelaron la plaza de Los Puntos de Cuevas del Almanzora, donde dieron un nuevo aire a la plazoleta cuevana con material reciclado de restos de bicicletas viejas.
Sobre cómo les llegan las musas a estos dos artistas dicen que “nosotros nada más ver la pieza de metal visualizamos la figura que queremos crear. Las piezas son las que te piden que las montes, por ejemplo, para hacer la cabra radiador, nada más verlo pensé que era una cabra y a partir de ahí compuse con el resto de elementos”. Una creatividad que ambos llevan innata y que hacen posible la belleza de sus piezas.