La Voz de Almería

La Almería de Pérez Manzuco

● Fue alcalde de la ciudad durante casi diez años, desde junio de 1947 a abril de 1957 ● Fue el alcalde de las fiestas de invierno y el que devolvió el cañillo a la Puerta de Purchena

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Hubo pocos personajes en Almería que lucieran con tanto lustre cuando se subían a un coche de caballos como lo hacía don Emilio Pérez Manzuco. Parecía un actor de cine de verdad, no un figurante ni un faranduler­o de serie B. Cuando don Emilio cruzaba el Paseo a bordo de su carruaje, con el pelo cubierto de brillantin­a, con la raya del pelo tan perfecta como si se la hubiera trazado con un cartabón y su bigote a lo Clark Gable, parecía un auténtico artista de cine.

Cómo destacaba don Emilio en aquellas tardes de Feria cuando la alta sociedad de Almería mostraba sus esplendo-* res paseando por la avenida principal de vuelta de los toros. La gente se agolpaba en las aceras para verlos desfilar y cuando pasaban, un rastro a perfume caro se quedaba flotando en el ambiente.

Don Emilio Pérez Manzuco fue un alcalde longevo. Estuvo casi diez años en el cargo, desde el 13 de junio de 1947, día que fue nombrado alcalde cuando solo tenía 37 años, hasta el 24 de abril de 1957, cuando presentó su dimisión, dicen que por las serias discrepanc­ias que mantenía con don Ramón Castilla, el Gobernador civil en aquel tiempo.

Pérez Manzuco nació en Almería en 1910. De niño destacó por sus buenas dotes para los estudios tanto en el colegio de los hermanos de la Salle como en el Instituto. Cursó la carrera de Derecho en Granada y aprobó las oposicione­s de Abogado del Estado en 1934. Fue capitán durante los años de la guerra civil y Procurador a Cortes desde 1943 a 1947, puesto que dejó para dirigir las riendas del Ayuntamien­to de Almería.

Una de sus primeras aparicione­s públicas como alcalde fue en octubre de 1947, cuatro meses después de llegar al cargo, cuando se paseó por las calles de la ciudad subido en un coche descapotab­le acompañand­o al Obispo Alfonso Ródenas, que acababa de aterrizar.

Don Emilio fue el alcalde que rebajó el impuesto de bicicletas, una medida que fue recibida como agua de mayo en la ciudad, el que retomó el viejo proyecto para construir un aeropuerto en Almería, el que entregó las viviendas de las llamadas Casitas de Papel allá por la Avenida de Santa Isabel y el que hizo posible que en nuestra ciudad se organizara la primera procesión magna de la historia en aquel desfile de vírgenes que inundó las calles del centro allá por 1954.

Una de las primeras decisiones que tomó nada más llegar a la alcaldía, fue firmar la cesión de unos terrenos en el barrio de Regiones para construir el nuevo sanatorio de la Cruz Roja. En esos primeros meses de mandato, el señor Manzuco se preocupó por organizar una plantilla profesiona­l de guardias jardines con quince funcionari­os que él mismo se encargó de uniformar.

En su afán por modernizar Almería, fue uno de los padres del proyecto para la construcci­ón de un hotel de propiedad municipal y una gran balneario moderno. A finales de 1949, Emilio Pérez Manzuco, empezó a gestar la idea de levantar en Almería ese hotel de lujo que pudiera convertirs­e en un gancho para atraer el turismo extranjero hacia nuestras costas. En aquel momento, la ciudad no tenía ningún hotel moderno, ya que los principale­s establecim­ientos como eran el Simón y la Perla, mantenían estructura­s de otra época. En el primer Pleno que se celebró en enero de 1950, la corporació­n calificó como proyecto de inmediata ejecución la edificació­n de un gran hotel municipal y un balneario de lujo, un proyecto que nunca se llegó a realizar.

Don Emilio fue el alcalde de las fiestas de invierno, el que hizo posible aquel invento para darle vida a la ciudad en el mes de enero cogiendo como pretexto la devoción a la Patrona y la conmemorac­ión de su aparición en la playa de Torregarcí­a. Se pusieron en marcha en 1953, con actos religiosos, manifestac­iones culturales y celebracio­nes populares.

Don Emilio fue el alcalde que devolvió el cañillo de la Puerta de Purchena a su lugar de origen. En mayo de 1951 firmó la orden para que el caño regresara a su ubicación histórica después de que en 1944 lo trasladara­n a la Rambla de Alfareros. En esa misma sesión el alcalde dio el visto bueno para que se construyer­a una fuente de ornato en el centro de la Puerta de Purchena.

Pérez Manzuco inauguró la Casa de Socorro de la calle Alcalde Muñoz, fue el que puso de moda que los almeriense­s pudieran aparcar su coche en la sombra en los meses de verano, el que tiró la casa por la ventana para que tuviéramos aquellos festivales de España que eran de los mejores aconUna tecimiento­s culturas del país y el que puso en funcionami­ento la Estación de Autobuses de la Plaza de Barcelona.

El uno de mayo de 1956, Emilio Pérez Manzuco vivió uno de sus días más importante­s al frente del ayuntamien­to, al recibir a Francisco Franco cuando visitó por segunda vez Almería. Desde el balcón de la casa consistori­al, el alcalde le dijo al pueblo almeriense: “El Caudillo viene a inspeccion­ar la labor ingente que por su iniciativa y bajo sus directas órdenes se está realizando para transforma­r nuestra provincia”.

Aquella jornada quedó marcada en la historia de la ciudad, tanto como el día de la boda del hijo del señor Manzuco con una de las mujeres más bellas de Almería, Carmen Vertiz. La ceremonia congregó a miles de almeriense­s frente al templo de la patrona y se culminó con una fiesta de gala en el famoso chalet que la familia del alcalde tenía en el paraje de La Pipa.

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Don Emilio Pérez Manzuco, con su bigote de galán, recorriend­o el Paseo en coche de caballos en una tarde de Feria.
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Eduardo de Vicente epino@lavozdealm­eria.com

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