La Voz de Almería

No se habla de otra cosa

- Fernando Jáuregui OTR/Press

No se habla de otra cosa que de*Así comenzaba el gran Luis María Anson muchos de sus comentario­s. Si se asoma usted en estas horas a la calle en Madrid, verá que no se habla ni de Puigdemont acercándos­e cada vez más a la frontera española, ni de la esposa de Pedro Sánchez, ni de Koldo, ni del novio de Isabel Díaz Ayuso. No; en las calles de Madrid este sábado no se hablaba de otra cosa que de la ‘boda del año’, la que unía al alcalde José Luis Martínez Almeida con la aristócrat­a Teresa Urquijo. Una boda ‘muy del PP’, me comentó uno de los quinientos invitados, a la que asistieron el emérito Juan Carlos I, la reina Sofía y sus dos hijas, emparentad­as con la novia. Eso daba para una crónica muy de ‘papel couché’, de esas que hacen las delicias de las revistas del corazón. No, en Madrid nada ocurría este fin de semana más importante que la ‘boda del año’, tradiciona­l y ‘comme il faut’. En cambio, en Bilbao...

En Bilbao, si se asomaba usted ayer a sus calles, comprobarí­a que no se hablaba de la campaña electoral en marcha y que, me da la impresión, tiene ya un poco harto al personal, que da por sentado el resultado final: un acuerdo de gobierno entre el Partido Socialista y el PNV, aunque sea Bildu quien obtenga más votos y quizá algún escaño más que sus competidor­es nacionalis­tas, según señalan las encuestas. Pero este sábado en Bilbao no se hablaba de otra cosa que del partido del final de la Copa del Rey, Athletic frente al Mallorca, en el sevillano estadio de La Cartuja. Hasta los partidos políticos desistiero­n de organizar grandes mítines en Bilbao, desde donde miles de aficionado­s habían viajado a Sevilla para aplaudir a su equipo. Esta final es más que un espectácul­o deportivo, porque ya se ha convertido casi en una costumbre entre una parte de los asistentes pitar al Rey, que allí acude, y al himno, mientras otra parte aplaude. Las dos Españas. O más de dos, quizá.

No crea usted que frivolizo con los dos temas que he elegido para este comentario, con la cantidad de cosas importante­s y trascenden­tales

“Una boda ‘muy del PP’, me comentó uno de los quinientos invitados”

que ocurren en el país. Pero es que hay una España a la que siguen apasionand­o las fastuosas bodas ‘tradiciona­les’, aunque solo sean la de un alcalde popular y Popular, y una aristócrat­a emparentad­a con los Borbón. Y hay también una España, con millones de españoles integrados en ella, que, pese a las trapisonda­s -vamos a llamarlo así- de Rubiales y compañía, sigue amando el futbol como un deporte rey que merece ser practicado, seguido con furor y observado. Y ese, el país de siempre pese a todos los cambios, el del transistor oyendo los partidos el domingo por la tarde, también merece una crónica de cuando en cuando, entre otras cosas porque tanto el famoseo como el futbol siguen apasionand­o a millones de lectores, de radioyente­s y de telespecta­dores. Y hacen muy bien apasionánd­ose por estas cosas que nos ‘descrispan’ de tantos otros disgustos cotidianos. Feliz domingo.

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