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Acción Católica. Pasión por Cristo. Pasión por el pueblo
Alfonso Gil Montalbo. Consiliario de la HOAC
Pentecostés. Nace la Iglesia y nace en salida. El Espíritu lanza a los discípulos de Jesús, el Cristo, a la misión: el anuncio con obras y palabras de la Buena Noticia. Este envío forma parte de la identidad de la Iglesia. Enviada a transmitir la alegría del Evangelio capaz de renovar el mundo, entiende que hacerlo es tarea de la comunidad entera, es decir, de todos los bautizados en comunión con sus pastores. “Históricamente la Acción Católica ha tenido la misión de formar laicos que asuman su responsabilidad en el mundo. Hoy, concretamente, es la formación de discípulos misioneros. El carisma de la Acción Católica es el carisma de la misma Iglesia encarnada entrañablemente en el hoy y en el aquí de cada Iglesia diocesana que discierne en contemplación y mirada atenta la vida de su pueblo y busca renovados caminos de evangelización y de misión desde las distintas realidades parroquiales” (Papa Francisco, Mensaje al II Congreso internacional sobre Acción Católica. Roma, 27 de abril de 2017). La Acción Católica es como el cauce que la Iglesia crea para el apostolado seglar. Tiene una especial vinculación con el ministerio pastoral - la jerarquía - de la Iglesia, pero actúa bajo su propia responsabilidad. Es la única asociación seglar que el Concilio Vaticano II menciona explícitamente. Lo hace en tres ocasiones: dirigiéndose a los obispos urge su creación (ChD 17); la define por estas características: su finalidad es el fin apostólico de la Iglesia, los laicos aportan su experiencia y la dirigen, actúan unidos como comunidad eclesial, bajo la dirección superior de la jerarquía (AA 20); e insiste en que para la implantación de la Iglesia y el crecimiento de la comunidad cristiana son necesarios los sacerdotes, los diáconos y catequistas y la Acción Católica (AG 15). La Iglesia no está verdaderamente fundada ni vive plenamente ni es un signo perfecto de Cristo entre los
hombres, mientras no exista y trabaje con la jerarquía un laicado propiamente dicho. Porque el Evangelio no puede quedar profundamente grabado en las mentes, la vida y el trabajo de un pueblo sin la presencia activa de los laicos. La Acción Católica cuida especialmente:
La espiritualidad: el encuentro con Cristo y la fidelidad a su llamada; la escucha de su palabra y la participación en los Sacramentos; la vivencia de la comunión eclesial y la apertura a la misión evangelizadora.
La formación: necesaria para una fe adulta, capaz de dar razón de su esperanza en el diálogo con la cultura y la ciencia; a partir de la vida y de la acción en ella; implica conocimientos bíblicos y teológicos, sociales y morales, que ha de actualizar permanentemente. El compromiso evangelizador: estar presente en el mundo de modo significativo, actuando con la sencillez de quien sirve y la honestidad de quien trabaja por la justicia; aportando la valoración de la dignidad humana que el Evangelio transmite, poniendo en el centro de las estructuras sociales, económicas o políticas a la persona; e invitando a una visión trascendente de la persona creada por amor y para amar. Cristo en el punto de partida. Cristo en el camino. Cristo en el horizonte. “La Acción Católica no puede estar lejos del pueblo, sino que sale del pueblo y tiene que estar en medio del pueblo. Es preciso popularizar más la Acción Católica. Compartir la vida de la gente y aprender a descubrir por dónde van sus intereses y sus búsquedas, cuáles son sus anhelos y sus heridas más profundas; y qué es lo que necesitan de nosotros. Esto es fundamental para no caer en la esterilidad de las respuestas a preguntas que nadie se hace… Es un desafío a la maternidad eclesial de la Acción Católica: recibir a todos y acompañarlos en el camino de la vida con las cruces que llevan a cuestas. Es necesario que la Acción Católica esté presente en el mundo político, empresarial, profesional… en las cárceles, en los hospitales, en las calles, en las fábricas… en la parroquia, en la diócesis, en el país, en el barrio, en la familia, en el estudio y el trabajo, en lo rural… en los ambientes propios de la vida, ahí donde se toman las decisiones y se construye la cultura” (Papa Francisco, idem). La Acción Católica está llamada a tener una presencia significativa en la Parroquia (ACG: Acción Católica General) animando el talante misionero de la comunidad parroquial y explicitando su anuncio en el ámbito donde la parroquia está asentada. Y a estar también presente en los ambientes específicos donde transcurre la vida de las personas, por ejemplo el mundo del trabajo y todo lo que supone su cultura, sus luchas, su afán de mayor justicia (JOC: Juventud Obrera Cristiana; HOAC: Hermandad Obrera de Acción Católica).