A Fondo: Meditación do Papa

Meditación del Papa Francisco

El Papa Francisco nos indicaba, recientemente, las tres claves que deben guiarnos en estas fechas de Navidad que estamos viviendo. Lo hacía en su meditación anterior al rezo del Ángelus, en el Vaticano, en el tercer domingo de Adviento, conocido como domingo “Gaudete”, domingo de la alegría.

“San Pablo nos invita a preparar la venida del Señor asumiendo tres actitudes: la alegría constante, la oración perseverante y la acción de gracias continua”, nos dice Francisco. “En la primera actitud, el Apóstol exhorta a estar siempre alegres, aun cuando las cosas no marchan como quisiéramos, pero está esa alegría profunda, que es la paz”, a pesar de las angustias, penalidades o enfermedades que pueda estar pasando cada uno de nosotros. “Y tantas veces la realidad que nos circunda parece ser inhóspita y árida, como el desierto en el cual resuena la voz de Juan el Bautista, como recuerda el Evangelio de hoy. Pero propiamente las palabras del Bautista revelan que nuestra alegría se apoya sobre la certeza de que este desierto está habitado: en medio de ustedes, hay uno que ustedes no conocen. Se trata de Jesús, el enviado del Padre, que viene, como subraya Isaías, a traer el anuncio feliz a los pobres, a vendar las heridas de los corazones rotos, a proclamar la libertad de los esclavos, la libertad de los prisioneros y a proclamar el año de gracia del Señor. Estas palabras, que Jesús hace suyas en el discurso de la sinagoga de Nazaret, aclaran que su misión en el mundo consiste en la liberación del pecado y de la esclavitud personal y social que éste produce”.

“La alegría se basa en la oración perseverante. San Pablo dice recen ininterrumpidamente. Por medio de la oración, podemos entrar en una relación estable con el Señor, que es la fuente de la alegría. La alegría del cristiano no se compra; viene de la fe y del encuentro con Jesucristo, que es la razón de nuestra felicidad. Cuanto más estamos radicados en Cristo, tanto más reencontramos la serenidad interior, aún en medio de las contradicciones cotidianas. Por eso, el cristiano, habiendo encontrado a Jesús, no puede ser un profeta de la desventura, sino un testigo y un heraldo de alegría; una alegría para compartir con los otros, una alegría contagiosa, que hace menos fatigoso el camino de la vida”.

“La tercera actitud indicada por San Pablo es la continua acción de gracias. Esto es el amor reconocido en relación con Dios. Él es muy generoso con nosotros y nosotros estamos invitados a reconocer siempre sus beneficios, su amor misericordioso, su paciencia y bondad, viviendo así en un incesante agradecimiento”.

Digamos todos juntos, nos exhorta el Papa: alegría, oración y gratitud; y no nos cansemos de repetírnoslo estos días: alegría, oración y gratitud. “Nos confiamos a la materna intercesión de la Virgen María. Ella es la causa de nuestra alegría. No sólo porque ha generado a Jesús, sino porque nos lleva continuamente a Él”.

Tras el rezo del Ángelus y, como cada tercer domingo de Adviento, el Santo Padre cumplía con la tradición de bendecir a los “bambinelli”, que son las estatuillas del Niño Jesús que los niños de los oratorios romanos llevan a la Plaza de San Pedro, para regresar luego con ellas a sus casas y esperar el Nacimiento de Jesús.