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Conversando con... Irene Rivera Por Pilar Lourido
Irene Rivera Montero, directora del “Gabriel Vázquez Seijas” de Ferrol
Pilar Lourido. Licenciada en Ciencias de la Educación.
Irene Rivera tiene 37 años. Su vida laboral está vinculada a Cáritas desde 2014, primero en el programa de Empleo y Familia y desde octubre como directora del Centro de Día de Inclusión Social “Gabriel Vázquez Seijas”. Sus experiencias vitales la mantienen, aún hoy, vinculada a los scouts, a la naturaleza y a todo lo relacionado con jóvenes y educación en valores.
Irene, ¿cómo es trabajar en Cáritas?
Trabajar en Cáritas implica creer en la entidad, creer en el proyecto y creer en que se puede cambiar el mundo. Cáritas es una organización que está presente en todo el mundo, que cuenta con un amplio equipo humano comprometido, implicado y muy valioso. En Cáritas trabajamos para, por y con las personas más desfavorecidas, luchando y reclamando que se cumplan sus derechos fundamentales como ciudadanos y ciudadanas.
No nos limitamos a la cobertura de necesidades básicas (reparto de alimentos, pago de suministros) que también es importante, sino en acompañar a las personas en sus procesos vitales. La persona como centro partiendo de las posibilidades para desarrollarnos al máximo, pero teniendo en cuenta también las limitaciones y el ritmo propio de cada persona.
¿Qué supone trabajar con personas sin hogar?
Las personas sin hogar son las personas más desfavorecidas entre los empobrecidos. Son personas que están mucho tiempo en la calle, carecen de un hogar, han perdido su red de apoyo, sufren soledad, desarraigo… Tenemos que intervenir con las personas sin hogar desde el reconocimiento de sus potencialidades y fortalezas, no desde las carencias que pueden tener en un momento complicado de la vida. Para su proceso de inserción hay que empoderarlos, promover el crecimiento de la persona, creyendo en ella, por muy deteriorada que se encuentre.
La realidad del sinhogarismo, Irene, ¿es muy amplia?
Sí. Se puede hablar de tantas situaciones de sinhogarismo como personas que la sufren. Es una realidad compleja y multicausal. Personas sin hogar cronificadas en las calles o con formas de vida itinerante, inmigrantes recién llegados y sin recursos ni vínculos, trabajadores que pierden su empleo y sin prestación, personas con enfermedad mental, o con adicciones.
El factor común es la exclusión residencial, el no poder acceder o mantener una vivienda digna, por la pérdida de red de apoyo social y familiar que desemboca en soledad, aislamiento, deterioro….
¿Cuáles son los objetivos del Centro?
El centro es un centro de día de inclusión social, donde además de dar cobertura a las necesidades básicas (desayunos, meriendas, ropa…) se configura como un lugar de encuentro donde las personas que acuden creen vínculos, puedan recuperar su proyecto de vida, se sientan acompañados y se empoderen.
Pretendemos ofrecer oportunidades y ámbitos de socialización en positivo, así como fomentar su participación e integración en su entorno más próximo.
Cada participante tiene un técnico de referencia que lo acompaña en su proceso de inserción a través de itinerarios donde se trabaja el área personal, área social y el área ocupacional.
¿Cuál es el mensaje que te gustaría enviar a los lectores de Dumio?
La exclusión social es un problema que nos afecta a todos y todas. Desde las administraciones públicas hasta cualquier ciudadano y ciudadana.
A la sociedad nos corresponde ser agentes de derechos a través de la movilización social, la participación en entidades sociales del entorno y la sensibilización dentro de nuestras comunidades.