«Cada año se llevan a cabo 300 cursos formativos»

Cuando empezamos en el año 1992 no había ni cursos formativos, ni medios, ni protocolos de actuación... Nada. Mucho ímpetu, ganas de ayudar y la adrenalina por las nubes. Recuerdo una noche, que me llamaron para decirme que un pescador se había caído por un acantilado, aquí en Muxía. Fuimos unos cuantos compañeros y en plena noche y con unas simples cuerdas bajamos hacia donde estaba aquel hombre, que se había fracturado las dos piernas y era incapaz de subir. Bajamos arrastrando el culo por aquellas rocas, a ciegas. Lo cogimos y lo subimos. A la mañana siguiente regresé al lugar del rescate y todavía hoy me pregunto cómo había hecho para bajar. Sentí hasta vértigo. Corrimos el riesgo de morir, un pequeño fallo, un pequeño error, y adiós. Pero era así muchas veces», comentó Ramón Pérez Barrientos.

—Mucho cambió todo, supongo que para mejor.

—La verdad es que sí. La agrupación de voluntarios de Protección Civil de Muxía cuenta en la actualidad con 52 personas, tres vehículos, tres zódiac, un camión para extinción de incendios, dos equipos de excarcelación y material para atender todas las contingencias posibles. Nuestros voluntarios tienen varios cursos formativos y actualizados: de uso de desfibrilador, de primeros auxilios, de excarcelación, de salvamento, de uso de material, equipos, de prevención... Son gente tremendamente formada y preparada. Hace 26 años las playas estaban cubiertas con voluntarios de Protección Civil que carecían de toda formación. Hoy todos conocen los procedimientos, y eso, es gracias a la labor que realizan en la Academia.

—¿Hasta qué punto resulta clave la Academia Galega de Seguridade Pública en el plan de contingencias?

—Le ha dado un empujón muy importante a los servicios de emergencias. Cada año se llevan a cabo 300 cursos formativos para voluntariado, hay más medios técnicos, más ayudas económicas a las agrupaciones. Existe un claro interés por parte de la Administración de potenciar a Protección Civil porque, repito, seguimos siendo, en muchos sitios, el primer auxilio en caso de emergencia.

—También ustedes realizan cursos.

—Sí, la formación recibida en la Academia y nuestra propia experiencia nos sirven para formar a los nuevos voluntarios y eso siempre es algo de agradecer. No solo recibimos formación, sino que también la ofrecemos.

—¿Cuál es el futuro de las emergencias, y, sobre todo, el de las agrupaciones de voluntarios de Protección Civil de la comarca?

—La prevención. Se han mejorado mucho los tiempos de respuesta, hay más vehículos, más medios técnicos y humanos, las carreteras han mejorado mucho en los últimos años, pero en un accidente, un incendio... Lo que sea, lo importante es el primer momento. Si arde una sartén que está al fuego, lo prioridad es atajar el conato de incendio antes de que vaya a más. Por eso, en Muxía incidimos mucho en los cursos de prevención de primeros auxilios e incendios, tanto en colegios como con las amas de casa. Hay que explicar a la gente que hay que actuar con frialdad, pero también con conocimiento y en eso tenemos que ser responsables. Si le explicamos a una persona cómo apagar el fuego iniciado en una cocina y esa persona pone en práctica, de forma acertada, esos conocimientos habremos dado un paso más e importante. Y en eso, los chavales son unos expertos, cogen a la primera los conceptos que se les explican en las clases, tanto teóricas como prácticas, a través de los simulacros.