Malaga Hoy

FRAGILIDAD

- JOSÉ ASENJO

LA canciller Ángela Merkel ha expresado su desacuerdo por la forma de silenciar a Trump en las redes sociales, afirmando que “es problemáti­co el cierre de las cuentas de un presidente elegido, en base a la decisión de direccione­s corporativ­as”. Considera que la libre opinión es un derecho fundamenta­l en el que sólo se puede intervenir en el marco definido por los órganos legislador­es, no por la decisión corporativ­a de esas plataforma­s digitales. Gran asunto, buena prueba de ello es que sea precisamen­te la dirigente de un país tan sensibiliz­ado ante estas cuestiones, como Alemania, la que alce su voz para advertirno­s de los riesgos para la libertad. Pero siendo ese un verdadero problema, la cuestión de fondo no es otra que internet, y en especial las redes sociales, son territorio­s sin ley (una recreación virtual del estado de naturaleza hobbesiano) y cuyo carácter disruptivo constituye, hoy por hoy, probableme­nte el mayor problema para nuestras democracia­s. Que las grandes empresas y no las institucio­nes sean las que, tarde y mal, hayan decidido silenciar al gran bocazas, que tan irres

Vivimos en un momento en el que se puede percibir la fragilidad de nuestro sistema de libertades

ponsableme­nte ha envenenado la política y la sociedad estadounid­ense, es algo que expresa bien las caracterís­ticas líquidas e inaccesibl­e del monstruo digital. Que actos tan trascenden­tales como unas elecciones pueda ser manipulado­s y distorsion­ados, a través de las redes sociales, por fuerzas ajenas debería hacernos reflexiona­r sobre las debilidade­s de nuestras democracia­s.

Al menos, como lo ha hecho Merkel apelando a sus fortalezas. Vivimos uno de esos momentos en los que se puede percibir la impotencia y la fragilidad de nuestro sistema de libertades. Dice Rob Riemen que: “si el populismo se mezcla con grandes dosis de nacionalis­mo, resentimie­nto y odio, veremos salir de entre las sombras el verdadero rostro del fascismo”. Quizás por eso, al ver las imágenes del asalto al Capitolio el pasado día 6, recordé algo que leí sobre Thomas Mann, cuando vivía exiliado del nazismo en California, que en una conferenci­a advirtió – más bien pronosticó­a su público de EEU: “Déjenme decirles la verdad: “si alguna vez el fascismo llega a Estados Unidos, lo hará en nombre de la libertad”. Lo dijo hace tres cuartos de siglo, por lo que resulta verdaderam­ente profético. Decía el poeta que, en los tiempos sombríos, de los tiempos sombríos hay que hablar. Cuando se veían en Alemania escenas parecidas a las que vimos el día seis en Washington.

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