Campanillas Un año después del paso de ‘Gloria’
El encauzamiento del río sigue sin afrontarse
Hace poco menos de un año, el cielo se derrumbó sobre Campanillas. La barriada, localizada en la zona oeste de Málaga capital, quedó parcialmente anegada tras el desbordamiento del río Campanillas y de algunos arroyos aledaños. La envergadura de la catástrofe que dejó a su paso la borrasca Glor ia se tradujo en cerca de un millar de damnificados y unos daños millonarios.
Los coches arrastrados, las viviendas anegadas, los muros derruidos fueron la consecuencia irremediable de una tromba histórica. A lo l argo de cinco jornadas, sobre el barrio cayeron del orden de 400 litros por metro cuadrado, 50 de ellos justo en la hora en la que las aguas del Campanillas superaron las barreras.
Gloria confirmó la debilidad de un entorno urbano cuyo crecimiento se había asentado sobre suelos inestables, en riesgo continuo. Y puso en evidencia la inacción de aquellas administraciones que 15 años atrás habían comprometido como necesario el encauzamiento del mismo río desbordado.
La Junta de Andalucía llegó a poner negro sobre blanco la trascendencia de esta infraestructura, al punto de valorar su desarrollo en 53,6 millones. E incluso el avance del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de Málaga, que vio la luz en 2005, señalaba que se trataba de la “obra de mayor importancia” en la barriada, arguyendo que las crecidas del río.
El encauzamiento prometido sigue sin formar parte de la agenda prioritaria de las instituciones (el Ayuntamiento lo ha incluido en sus peticiones a los fondos Covid). Sin embargo, el último año ha permitido al menos activar algunas obras de mucha menor envergadura con las que incrementar las defensas de este territorio.
Al poco de confirmarse el drama de los vecinos, el Gobierno andaluz anunció una labor de limpieza, dragado y creación de escolleras a lo largo de 800 metros del cauce por valor de 750.000 euros. El Consistorio, por su parte, según los detalles aportados por la concejala del distrito, Ruth Sarabia, ha llevado a cabo más de 200 actuaciones valoradas en unos 2,1 millones. Montante que incluye el arreglo de calles, de rotondas, de parques infantiles, de carriles, de arroyos y caminos y otras zonas comunes.
Acciones a las que se sumaron la reparación del CEIP Francisco de Quevedo, “que quedó devastado en el exterior e interior (planta baja)”, y el Centro de Ser vicios Sociales. Sarabia comenta que para estas últimas intervenciones, a finales del año pasado, el Ayuntamiento recibió por parte del Consorcio de Seguros una compensación por 130.000 euros.
A lo ya materializado, la Administración local quiere sumar a lo largo de este año otras inter venciones con las que reducir el riesgo de inundaciones futuras, en especial, en la zona de El Brillante. “La idea es meter dos colectores grandes para que no pueda volver a inundarse aunque llueva a mares”, expresa la concejala.
Las tuberías recogerían el agua que baja por calle Adonis, con mucha pendiente, y acaba en Cristobalina Fernández y El Brillante. “Justo es la zona que se vio más afectada hace un año”, recuerda. La previsión es que la obra sea licitada este mismo año. A esta iniciativa se pretende sumar en los próximos meses el encauzamiento del arroyo Rebanadilla, otro de los que se vio superado por la crecida.
Trabajos que son recibidos con satisfacción por una parte de la vecindad. José Sanmartín, presidente de la Asociación de Vecinos El Roquero, no tiene dudas en afirmar que hoy las circunstancias “han cambiado favorablemente”. “En calle Fausto tenemos el arroyo Rebanadilla, que fue el principal causante de las inundaciones en nuestra zona; se desbordaba año tras año y siempre pedíamos el arreglo”, destaca. Cuando se le pregunta por si aún hoy se mantiene el recuerdo de hace un año, no tiene dudas: “Lo rememoramos pero estamos más tranquilos, pero no dejamos de estar preocupados por otros vecinos del distrito”.
“Cuando me acuerdo de lo que pasó hace un año se me ponen los pelos de punta”, confiesa Carmen Fernández, presidenta de la Asociación de Vecinos Campanillas, una de l as afectadas de manera directa por Gloria. Cuenta que en su casa entró el agua hasta una altura de unos 30 centímetros, quedando dañada parcialmente.
El Consistorio impulsa actuaciones para rebajar el riesgo de inundación en la zona
“Cuando me acuerdo de lo que pasó se me ponen los pelos de punta”, dice una vecina
“He podido cambiar las puertas y arreglar el baño, pero lo que no he recuperado son las fotos de mi boda, que quedaron manchadas”, reconoce con pena.
Carmen reconoce que la pasada semana, cuando otra borrasca, en este caso Filomena, hizo acto de presencia en la provincia, llegando a activar el aviso naranja por fuertes precipitaciones, el miedo volvió a la barriada. Cuando el cielo empezó a descargar sobre la capital, en Campanillas los vecinos no dormían. “Estábamos todos en vela, levantados; todo el mundo en la calle y los propios vecinos levantando las arquetas, con un miedo tremendo”. “¿Usted cree que se puede vivir con ese miedo? Los vecinos de Campanillas no nos merecemos eso”, apostilla.
Cuenta esta representante vecinal, particularmente combativa con el Ayuntamiento, que desde febrero del año pasado están a la espera de una reunión solicitada al distrito para abordar el problema existente. El objetivo, comentó, no es otro que el de plantear las necesidades que tiene el barrio.