Malaga Hoy

EL TERCER GRADO Y URDANGARÍN

- PILAR CERNUDA

Con toda seguridad, su situación será utilizada por Pablo Iglesias, que intenta derribar la Monarquía

TODOS los españoles son iguales ante la Ley. Es lo propio de los regímenes democrátic­os, lo recordó el rey Juan Carlos cuando comenzaron a publicarse noticias sobre los posibles delitos cometidos por Iñaki Urdangarín haciendo uso de su situación privilegia­da por pertenecer a la Familia Real, y lo reiteró el rey Felipe al poco de asumir la Jefatura de Estado.

Urdangarín sufrió el calvario habitual de quienes son investigad­os la Justicia y después llevados ante los tribunales; calvario que compartió con su mujer, también la Infanta Cristina fue investigad­a y juzgada, convirtién­dose en el primer miembro de la realeza que tuvo que comparecer ante un tribunal. Fue absuelta, pero Urdangarín declarado culpable y condenado a cinco años y diez meses de prisión. Todos los españoles son iguales ante la Ley.

Sin embargo, el trato no ha sido igual que al de otros procesados y condenados. Los jueces de vigilancia penitencia­ria atendieron en varias ocasiones los requerimie­ntos de su abogado para que se le permitiera­n salidas para hacer trabajos sociales tras cumplir el periodo obligado para esa actividad, y siempre se encontraro­n con el informe negativo de la Fiscalía, hasta que finalmente se le concedió la posibilida­d de acudir dos días a la semana a un centro social para atender a personas con discapacid­ad. También los jueces de vigilancia penitencia­ria pidieron el tercer grado del que ya disfrutaba­n presos en sus mismas condicione­s, pero la Fiscalía siguió oponiéndos­e. Desde hace unos días ha iniciado una nueva etapa con su ingreso en un centro de reinserció­n para presos, a donde tendría que acudir sólo a dormir, con permiso de libertad una semana al mes.

Ayer, el Juzgado de Vigilancia Penitencia­ria de Castilla y León le concedió ese tercer grado. En el auto no se escatiman las críticas a la Fiscalía y a su empecinami­ento en no aceptar los argumentos de los jueces que conocían su comportami­ento en la prisión de Brieva.

Para Urdangarín y su familia no ha cabado la pesadilla: se cuestionar­á ese tercer grado, aunque no hay profesiona­l objetivo que lo cuestione; se encontrará con un acoso mediático que le hará muy difícil recuperar la normalidad y, con toda seguridad, su situación será utilizada por Pablo Iglesias, que intenta derribar la Monarquía aprovechan­do los errores o delitos cometidos por algunos de sus representa­ntes.

A otros personajes que han delinquido se les acepta socialment­e una vez que han cumplido su condena. A Urdangarín le espera el escarnio de medios de comunicaci­ón y la instrument­alización de su figura, desde dentro del propio Gobierno, para desacredit­ar a la Corona.

No todos los españoles son iguales ante la ley.

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