Malaga Hoy

“En Cataluña hay miedo a ser tachado de ‘botifler’ y de facha”

- Alejandro Martín

– Ha escrito un libro muy divertido sobre el procés ( Barretinas y estrellas, Península, 2021), pero la situación es muy triste. –Es triste, pero yo me tomo todo a cachondeo. A mí me da alegría que esa tropa de inútiles me proporcion­en temas cada día. Es el gozo máximo para un periodista. –Explique qué implica el lacismo a alguien que no vive en Cataluña.

–Por más que nos vendan que es una reivindica­ción romántica por unos presos, el lacismo significa que si yo lo llevo soy de los buenos, y si tú no lo llevas, eres de los malos.

–¿Tan determinan­te es en el día a día del ciudadano de a pie en Cataluña?

–En la calle cada vez hay menos. Pero yo cojo el tren a Barcelona y veo a mucha gente que lo lleva cada día a trabajar. ¿Sabe la cantidad de puestos de trabajo que significa el lacismo? Ya no sólo consellers, sino también asesores, directores generales... Hay muchísima gente que vive del lacismo. Es un modo de vida. –¿Cómo ha llegado Cataluña a esta situación? –Porque la masa, el burgo, es gilipollas. No el pueblo catalán, sino el pueblo en general. La gente tomada una a una puede ser más o menos inteligent­e. Pero, en conjunto, es muy fácil de manipular si tienes unos medios de comunicaci­ón afines y una escuela que te va taladrando. –Usted hace un llamamient­o a que los catalanes salgan del armario. –Los no lacistas tienen que salir a decir que son tan catalanes como los que llevan lazo, o incluso más, porque son los lacistas los que han destrozado a Cataluña. Hay miedo a ser señalado, a ser tachado de botifler y de facha. La gente prefiere callar y los lacistas se aprovechan de eso porque ellos no callan. –¿Tiene arreglo la ruptura? –Espero que no porque me proporcion­a risas y columnas diarias. Pero si tengo que

Los no ‘lacistas’ tienen que salir a la calle para decir que son tan catalanes como los que llevan el lazo”

pensar en Cataluña en general, es difícil porque la fractura que han provocado es tan grande que tardará años en arreglarse. Pero el procés está muerto y requetemue­rto. Eso lo saben unos y otros. –¿No es posible pues una Cataluña independie­nte? –No, y Dios nos libre, porque viendo cómo esta tropa nos gestiona políticame­nte y sus ganas de callar a los disidentes, ríete tú de Corea del Norte si pudieran mandar.

–¿No ha fallado también la respuesta del Gobierno y de los partidos constituci­onalistas ante mensajes como ese de España nos roba? –Sobre todo, y me duele porque me considero de izquierdas, ha faltado una respuesta de los partidos de izquierdas tanto en Cataluña como en España. Quizás se debe a un complejo de miedo a ser señalado porque aquí a todo el que no sigue el juego de los independen­tistas es calificado de facha. Han sido muy indulgente­s en vez de alzar la voz y decir que lo que están haciendo es una animalada y no lleva a ninguna parte.

–¿Eso explicaría que Pablo Iglesias equipare a Puigdemont con los exiliados republican­os?

–Es el típico ejemplo de tipo que se quiere hacer querer por los catalanes sin pensar que, a Dios gracias, hay muchos tipos de catalanes. –Siendo de izquierdas, ¿qué opina de la CUP?

–No entiendo qué tiene que ver ser de izquierdas con ser de la CUP.

–¿Es que la CUP no es de izquierdas?

–Alguien que vaya de la manita con la burguesía catalana de los Puigdemont, Artadi y toda esta gente no se le puede considerar de izquierdas. Para ellos, ser de izquierdas es vestir como harapiento en el Parlamento y hablar siempre en femenino. Para mí, ser de izquierdas es mucho más serio que eso. –Usted denuncia el empobrecim­iento del espacio intelectua­l de Cataluña. –Se empobrece porque no consideran catalanes a los intelectua­les que no escriben en catalán. Hay gente con mucha valía como Marsé, que murió hace poco, Eduardo Mendoza, Javier Cercas. Pero como escriben en castellano no son considerad­os catalanes de verdad. Echa un vistazo. Toni Soler o Pilar Rahola son ahora intelectua­les de referencia en Cataluña. Lo que nos pasa es poco.

–O Empar Moliner, que se preguntó quién había mandado temporeros de Andalucía a Lérida para expandir el coronaviru­s. –Veo que se ha leído el libro. De verdad, no entiendo cómo Cataluña sigue en pie con estos mimbres. Ojo, son intelectua­les de referencia porque son los que siempre salen en televisión.

–¿Qué espera de las próximas elecciones? –Egoístamen­te, espero que salgan elegidos todos los frikis que han puesto en las listas los partidos lacistas. Desde el mosso independen­tista al tipo que iba todas las noches con un megáfono a la cárcel para dar las buenas noches; o el que se hizo famoso porque trajo tierra del jardín de Waterloo... Espero que incluso sean nombrados consellers. Cataluña está en la mierda y peor no va ir. De perdidos al río. Por lo menos que nos riamos un rato. –Cuidado con los frikis, que asaltan el Capitolio. –Los frikis catalanes son muy suyos. Les gusta gritar y poca cosa más. Creo que los del Capitolio, aunque vayan vestidos de búfalo, son más serios y saben por qué lo hacen. Los de aquí no saben nada. Se apuntan a lo que sea por quedar bien.

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