Malaga Hoy

Trote y galope

Un contragolp­e de Chavarría en solitario en el minuto 92 dio el triunfo al Málaga, que rompe su tendencia de malos resultados El equipo blanquiazu­l, muy plano, volvió a jugar con cinco atrás

- Alcorcón Málaga CF EL MICROSCOPI­O

más rápido y más fuerte. El rapapolvo de la Ponferradi­na (el del césped y el de después) parecía surtir efecto. Pero más ritmo no supuso más compás y el tiempo fue diluyendo el ímpetu malaguista, cuyo plan se agotó tras los primeros seis, siete minutos.

Ramón Enríquez estaba casi eliminado de la ecuación y a nadie parecía importarle. El encuentro ya estaba en esa fase de enroques y amagos, tan aburrido como desesperan­te. De vez en cuando Marc Gual agitaba la coctelera y demostraba que más cantidad no siempre significa mejor. El delantero no tuvo demasiada puntería y demostró por qué el Alcorcón necesita tantos tiros para marcar. Pero no, no era un colista al uso. Torpe, sí, no rendido.

Volvió el Málaga a un lugar en el que fue feliz, con cota de malla y armadura

En el banquillo había algo de pólvora. Esperando que Rahmani saliese como un toro del toril. Pellicer se guardó las cartas y mantuvo la apuesta inicial. Así que todo siguió bajo los mismos términos.

En el 54’ se tuvo que marchar Hugo Fraile después de un choque fortuito con Ismael Casas, que también debió ser atendido por una brecha en la cabeza. Se reía con la cabeza recién vendada. La sangre, una anécdota.

Por fin a la hora de partido Pellicer decidió buscar alternativ­as. Poco ambiciosa, eso sí. Rahmani por Jairo y a seguir esperando el error del contrario o la chispa casual. Agradeció el Málaga que los carrileros se asomaran al ataque, que dio un pasito adelante aunque eso supusiera aumentar riesgos. Las más clara no la supo aprovechar Caye tras una filtración brillante de Ramón.

Introdujo a Joaquín Muñoz en la ecuación Pellicer, con diez minutos escasos por delante. Por Caye, nada radical. El Málaga intentaba cicatrizar sus heridas a pasitos cortos, sin una ambición desmedida. Y de repente el milagro. Un ataque final del Alcorcón se transformó en una contra conducida por Chavarría, que sacó del fondo aire para una última galopada para batir a Jiménez.

Ganar siempre tiene ventajas , pero no esconde problemas estructura­les y de rendimient­o de los jugadores. Hay demasiados hombres por debajo de su nivel y otros que sólo se muestran con cuentagota­s. Muchos regresaban al once titular. Ismael Casas acabó el partido con la cabeza vendada tras un choque.

Resolvió lo que le llegó entre los tres palos, que no fue mucho. Bien en las salidas. Tuvo que tocar mucho balón con los pies.

Mejor de carrilero diestro. En la segunda mitad se dejó ver algo más en ataque.

Central esta vez y se dejó literalmen­te la sangre en el campo. Compensa con tesón algunas carencias.

Combinó buenas acciones con alguna otra en la que no anduvo fino. Sobró algún balón en largo.

 ?? LA OTRA FOTO ?? Ismael Casas, con su vendaje, antes de golpear el balón.
LA OTRA FOTO Ismael Casas, con su vendaje, antes de golpear el balón.

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