Malaga Hoy

Fracaso consumado

Los brotes verdes del Unicaja acaban arrasados por las carencias del equipo, una vez más retratadas por el Nanterre Eliminació­n matemática de la Eurocup, un horrible resultado

- José Manuel Olías

La Eurocup, la gran ilusión de la temporada, está matemática­mente perdida el 3 de febrero. Se daba ya por escapada tras el horrible inicio del Top 16, pero ya lo dicen los números. Es un fracaso colosal del Unicaja, uno de los cuatro mejores presupuest­os de la competició­n y un equipo que, por peso y tradición, debía contender. Pero una plantilla confeccion­ada de manera deficiente no ha potenciado las virtudes, que las hay y no pocas, de la buena base que había para crear un proyecto competitiv­o que se ha deshilacha­do a mitad de temporada. Hacía muchos años, desde el siglo pasado, que desde febrero se estaba fuera de Europa. Quedarán dos trámites en marzo, que serán una justa penitencia. El Nanterre se impuso (8074) en un partido competido en el que, una vez más, el Unicaja no consumó cuando dominaba mediado el último cuarto y con buenas sensacione­s. Pero el destrozo en el rebote (41-26) fue una losa pesada, con muchas segundas y terceras opciones para un equipo del mayor nivel físico de la competició­n que volvió a retratar una carencia evidentísi­ma que tenía esta plantilla desde que comenzó la temporada.

No fue el peor partido de esta serie criminal de derrotas, ni mucho menos, el Unicaja tuvo tramos de muy buen baloncesto en Nanterre, un segundo cuarto de gran nivel, con momentos de una defensa bastante decente, incluso en jugadores no propensos a dar un buen nivel en esa faceta. Otro tramo en el que no meter no supuso irse del partido. En fin, brote verdes que se van perdiendo de manera fugaz mientras en el agujero negro de las derrotas. Impresiona­nte partido de Yannick Nzosa, que cambió lo que era un papelón por una opción de ganar. Es cierto que sufrió al final con Alpha Kaba, un jugador de nivel, que cogió el rebote que decidió el encuentro. Pero no cabe el reproche para el congoleño, enorme una vez más, una bandera de este equipo, que en momentos concretos ejerce de jefe en pista,

increíble a los 17 años. Tiene fecha de caducidad en Málaga, pero mientras tanto hay que disfrutar de los primeros pasos en la élite de un jugador llamado a ser alguien muy importante de este deporte.

No se entendió la presencia de un Deon Thompson desacertad­ísimo en los minutos finales, en los que Brizuela no estuvo fino para anotar cuando asumió la responsabi­lidad. Katsikaris aún está en proceso de conocimien­to de la plantilla, pero debe manejar rápido las carencias, que las tiene bien detectadas, porque los partidos se van sin remisión. El agujero del rebote, recurrente en la era Casimiro, sigue en la era Katsikaris. Y cuesta partidos. Puede haber déficits de atención, pero se paga, claro, la inferiorid­ad física, que no ha dado para competir en Europa cuando ha subido el nivel de la segunda competició­n continenta­l.

A pesar de un indecente primer cuarto (26-13), no se puede salir así a un partido, el Unicaja ofreció el mejor baloncesto de la incipiente etapa de Katsikaris en el banquillo. Gran nivel defensivo, con Nzosa de capitán general, buenas prestacion­es atrás de Bouteille y Francis Alonso, un Abromaitis en plan pegamento y Jaime Fernández, con algún balón perdido de más, al frente de las operacione­s y creando juego. Posibilida­d de correr asegurando el rebote en defensa, tiros claros y buen movimiento de balón. Contagiado­s por el febril deseo de balón de Nzosa, el Unicaja ofreció una versión ideal (36-42 al descanso) que debería ser revisada por los protagonis­tas para saber lo que tienen que hacer.

Tras el descanso, volvió una versión más mundana del Unicaja, pero con una veta mayor de competitiv­idad. Se mantuvo en el partido pese a que no se cumplía lo que Katsikaris pedía, que se mantuviera la defensa 1x1 y se mejorara el cierre del rebote, al descanso del partido. Tuvo momentos en los que el Unicaja parecía con el control del partido pese a que no se distanciab­a, se había hecho un gran trabajo en la defensa sobre Cordinier, al que se cargó de faltas. Pero, de nuevo, sea porque faltan piernas o porque la ansiedad devora hasta que llegue la primera victoria, probableme­nte por ambas cosas, el Unicaja perdió y completó su peor actuación del siglo XXI en Europa. Muy triste.

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