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Un gesto tan rápido y, en apariencia, simple, como el de poner una vacuna, suscita en el caso de la inmunización contra el coronavirus un remolino de sentimientos. Nervios, emoción, alegría, risas, incertidumbre y miedo, todos ellos incluso a la vez. Aunque las dudas eran lo que menos abundaban ayer entre los profesores citados en el hospital de la Axarquía. Fueron los primeros docentes de la
provincia en recibir la vacuna y la mayoría fueron convencidos de que así, “esto pasará”.
Todos los citados son personas de hasta 55 años y están recibiendo la vacuna de AstraZeneca. “Hace 10 minutos que me han vacunado y estoy muy contenta”, decía Alicia Isla, profesora en el Colegio San José de Vélez-Málaga, mientras esperaba los 15 minutos reglamentarios que, por precaución, deben aguardar antes de marcharse a casa. Para ella, estar allí era motivo de celebración y pedía confiar en la ciencia. “¿En quién vamos a confiar que no sea en los científicos? Ahora mismo esto es en lo que tenemos que intentar concienciar”, insistía.
“Yo desde el primer minuto lo tenía claro, pero la gente que tiene alguna duda tiene que pensar que la ciencia ha trabajado exhaustivamente durante un tiempo récord y lo que tenemos es que confiar en ella y estar muy agradecidos y muy contentos de que se esté haciendo hoy aquí esta vacunación masiva”, manifestaba. Isla es filóloga inglesa y asegura que en los 31 años que lleva enseñando en dicho centro educativo, nunca había vivido una experiencia “tan excepcional” como la de este curso. “Nos hemos dedicado a dar clases, pero con el hándicap de tener que estar controlando que nuestra situación sea segura”, explicaba.
Laura Navas, profesora de Primaria en el colegio Blas Infante de
Torre del Mar, tampoco tenía dudas. “Lo tenía clarísimo desde el principio”, aseguraba. Aunque los nervios siempre están ahí: “Nunca es agradable que te pinchen y por muchos estudios que hayan hecho esto es nuevo”. Como el resto de sus compañeros de profesión, reconoce que el curso está siendo “difícil”, aunque dice que en su centro escolar “hasta ahora lo llevamos bastante bien”. “Hemos llegado a febrero con algún positivo aislado, pero sin clases realmente confinadas”, explica, precisando que los positivos que han tenido “venían de casa” tras las fiestas navideñas y que no ha habido contagios dentro del colegio, algo que atribuye “al factor suerte” y a que “algo estaremos haciendo bien”.
En este mismo centro escolar da clases Eloisa Muñoz Cruzado, también a niños de Primaria. “Es como cualquier otra vacuna”, comenta, explicando que en su caso
tuvo que consultar a su médico porque es alérgica a los ácaros y al polen, pero el facultativo le indicó que “las alergias ambientales no son incompatibles con la vacuna”. Anima a quienes dudan a que se informen y pregunten a sanitarios.
María Arévalo, profesora de inglés en el colegio Enrique Ginés de Frigiliana, estaba sorprendida por lo rápido que la habían llamado. “De repente, ayer –por este lunes– recibí una llamada de mi centro de salud y mira, ya tengo la vacuna puesta”, decía satisfecha. Tuvo dudas, pero se disiparon pronto: “La verdad que cuando me preguntaron si me la quería poner, en un momento pensé que no... siempre están las dudas, pero mejor ponérsela”. “No sabemos de qué forma nos va a afectar el virus si lo cogiésemos, y si esto realmente funciona o te puede prevenir de los efectos graves, lo prefiero, porque conozco a personas que se han quedado bastante regular”, señala.
Con 26 años, es su cuarto año en la docencia, y más allá de lo difícil de tener que controlar que los niños guarden las distancias, asegura que siente pena porque, “acostumbrada a ver a los niños siempre jugando, abrazándote... Es que no te pueden dar ni un abrazo, ni tu a ellos”. “Es triste, duro y te da rabia. Pero pasará”, destaca.
También fueron citados docentes del CEIP José Luis Villar-Palací, como Chema López, profesor de Primaria y Educación Física. No ocultaba que había llegado al hospital “un poco nervioso”, pero decía que una vez allí se había tranquilizado. “Siempre tienes esa incertidumbre de si la habrán probado bastante, de que al ser la de AstraZeneca que se acaba de empezar a poner... pero viendo que otros compañeros vacunados van bien, estoy más tranquilo”.
Pese a esto, se muestra convencido de que hay que vacunarse. “Me parece un gesto totalmente solidario y pienso que al inminizarnos también estamos beneficiando a otras personas”, subraya. Como docente, da las gracias a los niños que “se están comportando como campeones”. También en el CEIP José Luis Villar-Palací trabaja con niños de sexto de Primaria como docente del Programa de Acompañamiento (PROA Andalucía), José del Cubo. “Vengo decidido porque al final nos va a ayudar; hay que avanzar en la pandemia”. Y apostilla: “Es algo por lo que tenemos que pasar todos”.