Malaga Hoy

Las labores de Vargas-Machuca

● Gravura inaugura mañana la nueva exposición de la artista malagueña, ‘Sobrehilad­os’, una mirada poética a la infancia y la memoria con nombre propio ● La muestra podrá verse hasta el 15 de abril

- Pablo Bujalance MÁLAGA

A estas alturas resulta bien patente el protagonis­mo de la memoria personal y familiar en la obra de la artista malagueña Teté Vargas-Machuca. Si la infancia ha tenido desde siempre una presencia determinan­te en su mundo, particular e intransfer­ible, dueño de una poética libre y sin embargo tendida en toda su intención a quien obser va, los relatos de los personajes que pueblan esa iconografí­a tan especial tienen a menudo que ver con la experienci­a de la propia artista, en parte porque su manera de ver y plasmar la realidad sigue siendo deudora de ese relato personal. Así sucede con la última gran exposición de Vargas-Machuca, El legado de Federico E. G., recienteme­nte inaugurada en el Rectorado de la Universida­d de Málaga y compartida, a modo de conf luencia entre el arte y la literatura, con la poeta María Eloy-García: el personaje que protagoniz­a el proyecto, nacido de la imaginació­n portentosa de Vargas-Machuca, es en realidad la personific­ación de una memo

“He vuelto a la niñez casi sin darme cuenta de lo lejos que ha quedado”, afirma la artista

La exposición reúne 26 obras de técnica mixta con el hilo de color como argumento común

ria familiar distribuid­a “entre quienes están y quienes se han ido”, tal y como precisó la artista. Esta misma memoria, nacida del espectro más íntimo y traducida a la belleza más directa, protagoniz­a la nueva exposición de la galería taller Gravura, Sobrehilad­os, que se inaugura mañana jueves y que podrá verse hasta el 15 de abril. De manera más discreta, sencilla y cómplice, Vargas-Machuca viste de colores la memoria a partir de una manera bien significat­iva de entender la infancia: la suya propia.

Sobrehilad­os reúne veintiséis obras de técnica mixta y de reciente creación con un argumento común: el hilo como matriz esencial, a tener de un ejercicio, el tejido, que devuelve a la artista (habitual en la nómina de Gravura) justo a la posición exacta en la que la memoria sucede: “He vuelto a la niñez casi sin darme cuenta de lo lejos que ha quedado. He vuelto a la clase de l abores en el mismo silencio absoluto y con un fondo de lectura; pero no lee Teresita, ni cuento hilos en el cañamazo, ni ponen notas a mis desatinos. He retomado los hilos de colores y el dedal emulando a esa niña lejana con la seriedad que dan los años”, afirma la artista respecto a Sobrehilad­os. En el caso de Vargas-Machuca, esta confesión respecto al regreso a la infancia “sin darse cuenta” resulta harto reveladora, en la medida en que l a disposició­n de la artista a la hora de darse es aún mayor. El mundo recreado en estas labores de hilo, diversas, con formas e intencione­s bien distintas, pero reconocibl­es en una poética capaz de invocar con eficacia lo invisible, entre el sueño y el juego, es el mismo que la niña que fue Vargas-Machuca tejía a base de dedal e hilo de colores; y es, también, el mundo que aquella niña observaba en su entorno, en su familia, en sus cuentos, en aquel silencio “con un fondo de lectura”. El visitante queda así invitado a participar de este mismo silencio, en el que los detalles mínimos adquieren una resonancia duradera: exactament­e igual que los recuerdos más queridos de la infancia.

Dueña de un lenguaje artístico único, Vargas-Machuca, que desde sus primeras exposicion­es compartida­s en La Buena Sombra a finales de los 60 ha desarrolla­do una trayectori­a creativa marcada tanto por la libertad como por el rigor, es uno de los versos sueltos más estimulant­es de la historia del arte del último siglo en Málaga. Ahora, en la distancia más corta, en la labor de la infancia ahora recuperada, la artista ofrece su mundo con una generosida­d mayor, si cabe. Con la independen­cia y la valentía que entraña esa obra pequeña, tejida nudo a nudo, en el silencio más íntimo.

Y, por su parte, Gravura añade un argumento contundent­e a su aportación a la oferta expositiva de Málaga desde una independen­cia no menos feroz. El resultado queda, así, a la vista.

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3. ‘Irritación’: tres de las obras de VargasMach­uca que podrán verse a partir de mañana y hasta el 15 de abril en la galería taller Gravura.
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FOTOGRAFÍA­S: GRAVURA 1. ‘Irritación’. 2. ‘ Sin título I’. 3. ‘Irritación’: tres de las obras de VargasMach­uca que podrán verse a partir de mañana y hasta el 15 de abril en la galería taller Gravura. 2
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