Un año sin souvenirs viajando lejos de Málaga
● Las tiendas de recuerdos han visto como su facturación ha caído hasta un 95% este año y no acceden a las ayudas
Hace ya una año que las flamencas aguardan en las chapas de las tiendas. Las neveras se van quedando vacías. Dejaron de exportarse los recuerdos cuando cerraron las fronteras. En la actualidad, los vendedores de souvenirs ven como sus negocios están casi vacíos día tras día. Los malagueños ven las castañuelas, las postales y los delantales con volantes y lunares en los escaparates, pero no compran souvenirs de una Málaga que sienten muy cerca. Lucas Morales regenta varias tiendas de este tipo en el centro de la ciudad. “La gente que viene de la provincia no hace gasto en nuestras tiendas y lo entiendo, yo si voy a Mijas tampoco compro un imán”, dice.
Los empresarios han visto cómo su facturación ha bajado “hasta un 95% en muchos casos”, según la Asociación Nacional de Negocios Turísticos y Souvenirs (Annturs). Por ese motivo, y por la falta de ayudas gubernamentales, se concentraron ayer en la Plaza de la Constitución, para presentar esa asociación y exigir que se les considere en la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) dentro del sector turístico. “Nuestros negocios están clasificados en varios CNAEs que van desde ferretería hasta tienda multiprecio y que nada tienen que ver con el negocio que regentamos ni con el sector turístico”, lamenta el manifiesto que han leído los empresarios en la concentración.
Esta situación hace que les sea imposible acceder a las partidas que ha destinado el Gobierno para ayudar a hosteleros, hoteleros y otros negocios directamente relacionados con el servicio a los visitantes. Si los aeropuertos y hoteles están vacíos, los recuerdos siguen esperando en las baldas de las tiendas a que alguien quiera llevarlos a casa.
Mientras los negocios tienen que seguir haciendo frente a los gastos fijos, como el alquiler, la cuota de autónomos, alarma, luz, agua, teléfono o la seguridad social de los trabajadores que están en ERTE. “Hay muchos negocios que llevan muchos años abiertos, que levantaron nuestros padres o abuelos y en los que hemos seguido invirtiendo para mejorarlos y acompañar a la imagen que da esta ciudad. Ahora vemos cómo llevamos un año casi a cero; el día que hacemos 50 euros es un buen día”, lamenta Morales.
A sus ojos, el de los recuerdos es el sector más directamente afectado por la falta de turistas. “La hostelería al menos el fin de semana está recuperando algo con el cliente local, en los hoteles tienen cierto movimiento por cuestiones laborales”, esgrime. Mientras, ellos se sienten entre la espada y la pared viendo como por delante de su puerta pasan sin detenerse centenares de personas...