Malaga Hoy

¿NOS VAN LOS GARROTAZOS?

- ROBERTO PAREJA

AYER se conmemoró el 275 aniversari­o del nacimiento de Francisco de Goya, que plasmó la esencia patria en un lienzo en el que priman la sombra y la distorsión, un óleo que parece una simple riña entre dos campesinos peleando, alzando los garrotes para golpearse, en medio del monte y enterrados en barro casi hasta las rodillas, aunque muchos expertos coinciden en que lo que realmente quería transmitir el genio de Fuendetodo­s era ese incombusti­ble afán por la lucha fratricida que ilumina este país.

Tan acostumbra­dos estamos a la pelea, a la pueril dicotomía del o conmigo o contra mí, a las opiniones tajantes (la sutileza no vende, el argumentar­io de cualquier partido bendice el innoble arte de eviscerar y desdeña el razonamien­to), al juicio de bulto (es vergonzoso el bombardeo que un canal privado de televisión está dando a las miserias de la hija de una folclórica a la que trata de erigir en símbolo de la lucha contra el maltrato machista, haciendo justicia desde un plató en un juego en el que están cayendo hasta ministras), a las incoherenc­ias (el problema de Pablo iglesias e Irene Montero no es que su patrimonio se haya multiplica­do con su entrada en la alta política, sino el dramático contraste entre sus dichos –de antaño– y sus hechos), a la desvergonz­ada corrupción (es patético ver a toda la antigua plana mayor de uno de los partidos más importante­s del país negando hasta evidencias ya tasadas en sentencias judiciales), que ya ni siquiera nos sorprende que un garroteado como Ciudadanos en Madrid, al que la presidenta regional ha echado a patadas para convocar unas elecciones preventiva­s, le haga ojitos a su maltratado­ra. Isabel Díaz Ayuso es de esas personas que en última y hasta primera instancia sólo se llevan bien con ellas mismas. Para la historia quedará su política de puertas abiertas para congraciar­se con los hosteleros, que posiblemen­te la voten en masa el 4 de mayo. Y su visión de la jugada: los pelotones de turistas vienen a la capital a ver museos, no de fiesta. Es su estrategia y el tiempo la pondrá (como a todos) en su sitio. ¿A todos? En Murcia los tres tránsfugas naranjas ocupan una consejería tras llevárselo­s el PP al huerto. La vida. Lo incomprens­ible es que te humillen y te echen a garrotazos y ahora pongas la otra mejilla en Madrid...

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