En común unidad
La hermandad ha organizado una exposición en el salón de tronos Los Titulares ocupan el altar mayor del Santuario
Apesar del calor primaveral que ya circunda nuestro ambiente, en la noche del Miércoles Santo hay un instante en el que el frío se agarra al alma. En cualquier punto de su recorrido, el encuentro con el Cristo de la Expiración es la muestra de nuestra vida efímera. Hasta Dios se convierte en mortal y alcanza su último aliento a pesar de prometernos la vida inmortal. ¿Cómo podemos creer así? ¿Cómo se puede tener esperanza en la vida eterna si quien nos lo prometió estuvo subido al ultraje de una cruz?
Una de las claves está escondida en todo aquello que no se ve en estos días pero que, aún así, ocurre. Entre las colas y los accesos se ven a los hermanos de las cofradías y hermandades que han decidido sacrificar su descanso y el deseo de acudir a contemplar otros cultos para que su hermandad burle la crítica de unos pocos. En ese sentimiento de comunidad que se crea cuando hay que trabajar para que las cosas salgan bien, cuando no se pueda alcanzar la perfección.
Ese sentido de comunidad es el que sostiene el difícil equilibrio que supone poner una procesión en la calle o hace que las cofradías avancen. Desde la historia que la Puente del Cedrón ha mantenido como materna de otras corporaciones a los más de cinco siglos de historia que hay tras la archicofradía de la Sangre, las personas han configurado un entramado de amistades, envidias, amores y disputas, pero siempre permitiendo, aunque sea a retazos, que las hermandades sigan viviendo. No todos los episodios son fáciles. Las que han llegado hasta la Agrupación han visto sus tiempos complejos y dolorosos, como ocurrió con las cofradías Fusionadas que, aún hoy y a pesar de ser una hermandad, mantiene su tradicional separación en mayordomías. Sin embargo, en su Miércoles Santo se conforma una unidad. El éxito del conjunto nace de la labor particular de todos ellos.
Pese a los conf lictos y la mediocridad de algunas etapas, el sentimiento de fraternidad es el que impera. Y en la tarde de un día como hoy, en la difusa línea entre Segalerva y Capuchinos, está la otra clave de la jornada: es Jesús de las Penas el que conforma a su comunidad eligiendo a su discípulo amado para que acompañe a la Virgen del Auxilio y la acoja en su casa.
Porque la realidad cofrade no se entiende sin punto de encuentro. Sin hablar de fraternidad, del cariño que va macerando la convivencia. Como el fruto maduro que nace tras plantar una semilla en el carisma salesiano o la línea trazada por la hermandad de Mediadora de la Salvación y que vio recompensada su paciencia con la llegada al recorrido oficial.
Y eso se termina demostrando en la calle. En el sentimiento de pertenencia de los hermanos de El Rico cuando afrontan el acto de liberación del preso como una de sus máximas, ya sea en la plaza del Obispo, la de la Aduana o en el interior de la Catedral, como hoy marcará la historia. De la necesaria organización de l a Sangre para que su cruz guía rompa el final de Carretería mientras la Virgen de Consolación y Lágrimas está maniobrando para salir de su casa hermandad en la estrechez y dificultad que entraña Dos Aceras.
No todos los episodios son fáciles. Las que han llegado hasta la Agrupación han visto sus tiempos complejos y dolorosos, como ocurrió con las cofradías Fusionadas que, aún hoy y a pesar de ser una hermandad, mantiene su tradicional separación en mayordomías. Sin embargo, en su Miércoles Santo se conforma una unidad. El éxito del conjunto nace de la labor particular de todos ellos.
Pese a los conf lictos y la mediocridad de algunas etapas, el sentimiento de fraternidad es el que impera. Y en la tarde de un día como hoy, en la difusa línea entre Segalerva y Capuchinos, está la otra clave de la jornada: es Jesús de las Penas el que conforma a su comunidad eligiendo a su discípulo amado para que acompañe a la Virgen del Auxilio y la acoja en su casa.
Porque la realidad cofrade no se entiende sin punto de encuentro. Sin hablar de fraternidad, del cariño que va macerando la convivencia. Como el fruto maduro que nace tras plantar una semilla en el carisma salesiano o la línea trazada por la hermandad de Mediadora de la
Salvación y que vio recompensada su paciencia con la llegada al recorrido oficial.
Y eso se termina demostrando en la calle. En el sentimiento de pertenencia de los hermanos de El Rico cuando afrontan el acto de liberación del preso como una de sus máximas, ya sea en la plaza del Obispo, la de la Aduana o en el interior de la Catedral, como hoy marcará la historia. De la necesaria organización de la Sangre para que su cruz guía rompa el final de Carretería mientras la Virgen de Consolación y Lágrimas está maniobrando para salir de su casa hermandad en la estrechez y dificultad que entraña Dos Aceras.
DECÍA Don Bosco que Dios favorece al hombre alegre. En la Hermandad de los Salesianos llevan días haciendo gala del mensaje de su fundador y afrontan su jornada con el optimismo que genera compartirlo cerca de los Titulares.
–¿Cómo ha vivido los días previos al Miércoles Santo?
–Sin pena ninguna. Teníamos muchas ganas y mucha ilusión de que llegara nuestro día. Es verdad que se ha dicho muchas veces, pero el año pasado estábamos en nuestras casas y nos dejó a todos un poco desubicados. Este 2021 ya sabíamos lo que iba a ocurrir así que queremos disfrutarlo. Es diferente, sí, pero eso no nos quita las ganas de vivir algo más que en la última Semana Santa.
–La hermandad lleva ya días con las puerta abiertas para la veneración de los Titulares ¿Cómo ha sido la acogida del barrio?
–Desde el primer momento esperábamos que la gente se echara a la calle, y así ha sido. Es verdad que no estamos en zona centro pero somos muchas hermandades en el barrio gracias también a la Divina Pastora, así que está habiendo muy buena afluencia de gente. No hay colas largas para entrar en el Santuario porque va todo muy f luido. –Entre las actividades culturales que han preparado está una exposición en la casa hermandad.
–El albacea general propuso llevar a cabo esta muestra. Pensamos que, ya que la gente iba a venir a ver al Señor y a la Virgen, podía acercarse después a nuestro salón de tronos que está justo enfrente y disfrutar de nuestro patrimonio. En ella están los enseres más representativos de la hermandad, como el banderín de juventud, bandera de don Bosco, estandartes de los Titulares y de María Auxiliadora con la pintura de Turín, un lateral del trono… Como curiosidad, están expuestos las cartelas y angelitos en barro que el escultor diseñó antes de pasarlo a la madera, la cabeza del San Juan o el barro del grupo escultórico de Manuel Carmona.
–¿Cómo ha dispuesto la hermandad a los Titulares para la veneración?
–En el altar mayor del santuario están el Cristo, la Virgen y el San Juan. Hemos colocado al canquito vestido con la túnica nazarena y la cruz guía junto al angelito Pablito. Es un elemento muy reconocible de nuestra procesión que va siempre en la trasera del trono y todos los años porta un atributo relacionado con alguna efeméride o guiño a algún tema en particular. El hecho de que el angelito se llame Pablito no es casual; era un niño del colegio y de la hermandad que salía de monaguillo y que falleció hace años. Como siempre salía ese angelito en el trono que portaba una cosa distinta, la hermandad quiso ponerle su nombre en recuerdo. Precisamente este año se ha representado una alegoría de los niños que han fallecido y que ya están en el cielo. Hace unos días hemos vivido la pérdida de un niño del colegio así que hemos querido representar a esos pequeños cercanos a la cofradía y a la familia salesiana. –Salesianos lleva muy a gala el sentido propio de hermandad, ¿hay algún acto concreto enfocado directamente para los que forman parte de la corporación?
–A las 12:00 tenemos el rezo del Ángelus, como es habitual en los Miércoles Santo. A la 13:00 se bajará al Señor para que esté más cerca de los fieles el resto del día, pero esto será a puerta cerrada. A las 17:00 tendremos la misa de nazarenos, algo que forma parte de esta jornada en nuestra hermandad. Para poder controlar las masas, hemos pedido a los hermanos que nos avisen con anticipación para controlar los aforos. Finalmente a las 19:00 habrá un acto de rogativa en sustitución de la estación de penitencia en la catedral y que se hará con la familia salesiana.
–Da la sensación de que esta Semana Santa sin procesiones ha habido más trabajo que en otros años.
–Bueno, es verdad que montar una exposición en la casa hermandad conlleva un esfuerzo importante, pero también lo tiene sacar adelante una procesión. Creo que la cuestión no reside en la cantidad de cosas por hacer, sino en que la mayoría son nuevas para nosotros. Nos hemos salido de lo que estamos acostumbrados, todos sabemos lo que tenemos que hacer para montar la procesión porque son ya muchos años pero no cómo organizar esta Semana Santa. –La vinculación que tienen con el colegio está también presente en la obra social.
–Desde mayo-junio del año pasado, cuando ya pudimos salir a la calle, estamos llevando a cabo los desayunos con Don Bosco. Es una iniciativa que hemos ido ampliando y a día de hoy también nutrimos de alimentos no perecederos a familias necesitadas para las comidas. Hablo de memoria, pero son unas quince familias a las que ayudamos todos los meses. Trabajamos codo con codo con la pastoral del colegio, que es la que lleva el seguimiento de las familias y con la Fundación Don Bosco. –¿Cómo es su relación con la Hermandad?
–La hermandad se funda gracias a un grupo de antiguos alumnos del colegio de los Salesianos y, aunque yo no haya estudiado allí, me siento muy salesiana y eso es algo con lo que todo el mundo que vive en la cofradía se acaba sintiendo identificado. Aunque en un primer momento estábamos en la Divina Pastora, teníamos la espinita de asentarnos en el colegio. Estábamos muy contentos allí, una cosa no quita la otra, porque es un sitio que seguimos considerando como nuestra casa.
–Además de Salesianos, también pertenece a la Asociación de Devotos de María Auxiliadora. ¿Se entendería el día a día de Capuchinos sin la Virgen? –No, desde luego que no. Mis padres se casaron en el Santuario y yo he sido bautizado allí. Capuchinos y María Auxiliadora son un binomio inseparable. No se entenderían por separado. Incluso creo que el papel de la Virgen va más allá. Me atrevo a extenderlo a toda la ciudad de Málaga.