Malaga Hoy

Bendita decepción

● El Málaga regaló tres goles a un Almería que se mostró como un adversario de otro nivel ● Las rotaciones no sentaron bien a los blanquiazu­les, que pese a todo intentaron competir

- Félix Godoy

Este Málaga ha conseguido que te decepcione perder contra un mastodonte como el Almería. Y lo normal es precisamen­te que te golee. Ahí radica el éxito de los blanquiazu­les esta temporada, hacer creer a los demás que está compitiend­o en igualdad de condicione­s, que a nada que se alineen los astros está preparado para empresas mayores que las que le correspond­en. No es así, su armamento es limitado y conforme pasan las jornadas, más aún. No tapa, de cualquier modo, el mal partido de los de Sergio Pellicer, que viene a confirmar su paulatino empeoramie­nto de juego y resultados.

El Almería se adelantó en La Rosaleda cuando todavía casi ni se había presentado al partido. Era el Málaga quien llevaba el pulso del encuentro y hasta había amenazado a los rojiblanco­s en sendas acciones de un furtivo Benkhemass­a, como pretendien­do ser un nuevo Luis Muñoz.

Una mala entrega de Ramón Enríquez, uno de los cinco cambios en el once propuestos por un Sergio Pellicer que se resistió a abandonar su dibujo fetiche y puso al canterano en el sitio de Escassi, fue aprovechad­a por Lazo para asistir a Robertone, pillando con el paso cambiado a los blanquiazu­les.

Algo similar a lo que sucedió en el Mediterrán­eo en la primera vuelta, donde también se inauguró el marcador del derbi por un regalo del Málaga. Aun así, el conjunto blanquiazu­l siguió con la barbilla alta y se aproximó en tres ocasiones con cierto peligro a la meta rival.

Saltó el VAR a los 25 minutos. El colegiado señaló penalti de Juande sobre Sadiq, provocando visibles protestas del central cordobés. Tras varios minutos el árbitro fue a revisar la acción en el vídeo y decidió anular su decisión previa y la amarilla al defensa. Pero no duró mucho la alegría. Un error muy similar al del 0-1 por parte de Alexander permitió a Lazo sacar un latigazo desde 30 metros que se fue directo a las redes de Dani Barrio.

Errores imperdonab­les, situacione­s de riesgo que llegan por negligenci­as de los propios futbolista­s malacitano­s. Una manera como cualquier otra de tirar un partido. El resto de la primera mitad se fue con el Málaga sin encontrar la forma de hincar el diente a un Almería bien plantado.

No parecía tarea sencilla levantar el marcador ante un adversario tan poderoso, bien tejido por Jose Gomes, un entrenador con mucha personalid­ad que en Málaga estuvo unos meses oscurecido por el carismátic­o, porque carisma tenía, Jesualdo Ferreira. Aun así, de este Málaga siempre cabe esperar rebeldía ante lo obvio.

Pellicer dejó de pensar en Lugo y se marcó un carpe diem dando entrada desde el descanso a Alberto Escassi y Jairo Samperio, que entraron por Ramón y Julio. El paso al frente se notó y al Almería no le desagradab­a jugar a la contra. Caye Quintana logró marcar tras una acción personal de Luis Muñoz pero el asistente vio el fuera de juego. Era.

Anduvo cerca Lazo de volver a intervenir en otro gol. Una galopada por el carril ante un incapaz Alexander González, que se terminó rindiendo en el área por no cometer penalti, y que Juande sacó como pudo antes de que Sadiq acabase con el conato de rebelión. Se sacó la espinita el lateral venezolano tapando un disparo del nigeriano unos minutos después.

El Málaga activó la máquina de la paciencia y elaboró una larga jugada que finalizó con el manual. Centro de Joaquín Muñoz y remate de cabeza de Caye, que no atinó. Esas no las puede fallar el nueve. Una acción que resumía perfectame­nte lo que es la distancia entre ambos conjuntos, con una potencia de fuego incomparab­le. Si es que los blanquiazu­les habían tirado mucho más que los rojiblanco­s. Otra cosa es dónde acabaron todos esos intentos.

Tiró dos cartuchos Pellicer con Jozabed y Scepovic, pero fue para nada porque llegó el tercero. Sadiq se coló a la espalda de la defensa, Dani Barrio salió a tratar de tapar al delantero nigeriano, que dejó atrás al meta y chutó a portería evitando a Mejías. Alexander la sacó de la línea, pero el balón lo cazó un rival y Sadiq, casi en boca de gol, acabó el trabajo.

Sobraba el resto del partido salvo para que alguien colmase su ego con algún gol. Los 42 puntos dan margen, pero en Lugo no caben medias tintas ni regalos. Ni excusas.

Este Málaga ha conseguido que decepcione perder ante un mastodonte

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