“Me cuesta mucho trabajo salir satisfecho de un concierto”
El oboísta sevillano Jacobo Díaz inaugura un nuevo sello discográfico (Sonora) con un registro para el oboe de las doce ‘Fantasías’ publicadas por Telemann para la flauta travesera
Después de un primer disco ( Simbelar), hecho con el oboe moderno y música contemporánea, Jacobo Díaz (Pilas, Sevilla, 1977) se presenta con el segundo como intérprete de oboe barroco. –¿Por qué grabar con oboe las Fantasías de Telemann para flauta?
–Después de hacer Simbelar, pensé que estaría bien algo parecido, en solitario, pero con el oboe barroco. El problema era de repertorio, porque en la época no hay nada para oboe solo, aunque sabemos que los compositores escribían muchas veces para f lauta, violín u oboe… Y ahí había ya margen, pero necesitaba que la música tuviera cierto carácter idiomático, y el registro de f lauta no me venía mal, pues salvo una o dos notas sobreagudas, que son un poquito extremas para el oboe, el resto, con pequeñas adaptaciones, se puede tocar bien.
–¿Cuál es la principal dificultad de estas adaptaciones?
–El idioma de f lauta tiene unas agilidades, unos saltos que en el oboe siempre son un poco más difíciles de hacer, pero encontrando la caña en la que pueden funcionar todos los registros pueden salvarse. Los pasajes más antinaturales los transporté una octava abajo y alguna nota concreta que no se suele utilizar mucho en el oboe barroco, pero también quise mantener notas sobreagudas con la idea de que en la música contemporánea muchos compositores buscan esos límites. Me pareció interesante hacer estos pequeños detalles al límite. –Telemann muestra en estas obras una variedad extraordinaria...
–Telemann viajó muchísimo y se empapó de muchos estilos y parece que la intención suya era hacer aquí un catálogo de todos los estilos de la época. Lo más llamativo, lo que más me gusta de estas fantasías, aparte del carácter improvisatorio de algunos movimientos, son las partes de estilo fugado.
–Fugas para un instrumento monódico...
–Cuando yo estudiaba oboe moderno me sorprendió encontrarme una obra de Dorati que incluye una fuga a tres voces, y luego te encuentras compositores, como Telemann, que ya lo hicieron muchísimos años antes. Y me parece interesante cómo con un solo instrumento se pueden sacar esos temas que se contestan unos a otros a la vez que va construyendo un contrasujeto o un contratema. Es como intentar hablar uno mismo haciendo dos personajes.
–Las Fantasías se dividen en dos partes. La segunda tiene casi el carácter de una suite de danzas porque se abre con una gran obertura a la francesa seguida de piezas escritas sobre ritmos danzables...
–Así es. Más allá del valor individual de las piezas la colección tiene una macroestructura, porque además cada una está en una tonalidad diferente. Hay un orden ascendente: la, si, do, re, mi, fa, sol. Aunque luego la última, la de sol menor no es exactamente una séptima arriba sino un tono por debajo. Son especulaciones, no sé muy bien qué idea tendría Telemann con las tonalidades, aunque sin duda trata de explorar todas las tonalidades posibles para la f lauta, porque las antinaturales las evita.
–Hay muchas notas que tocar, ¿exigieron mucho estudio?
–La idea era encontrar una velocidad en la que el oboe pudiera responder bien. Como tampoco hay una indicación metronómica concreta, uno va adaptando la velocidad a lo que tiene en mano y así pude ir solventando toda la obra. Es la primera vez que me metía a hacer las doce, y me encontré algún hueso duro de roer pero con un poquito de estudio se solventó. No sé si alguna vez se podrán hacer en directo todas. –¿Se plantea esa posibilidad? –Me han ofrecido la posibilidad de presentarlo en el Espacio Turina. Estamos viendo todavía qué fecha sería ideal, no sé si en el Otoño Barroco tendrá cabida. Quizá lo suyo sería hacer una selección de piezas con algún comentario en medio o no sé, todavía está por ver, pero tocar las doce sí que puede ser un poco duro. –¿Por qué llegado cierto punto de su carrera decidió especializarse en oboe barroco?
–Fue un poco casual. Me apunté a un curso de instrumentos históricos organizado por La Caixa en el que se permitía ir con instrumentos modernos. Me tocó Alfredo Bernardini y allí que me fui con una Sonata de Vivaldi, creo recordar. Después de la clase con
Vivaldi hicimos una clase de construcción de cañas para oboe barroco. Me construí la mía y él no sólo me dio a probar su instrumento con mi caña, sino que me lo dejó para que me lo llevara al hotel y preparara una clase para el día siguiente. Sinceramente, no sé lo que habría pasado si él no hubiera hecho eso, si no me da esa oportunidad de probar inmediatamente con un oboe barroco.
A lo mejor habría sido sólo un curso más, y lo habría intentado con el tiempo, pero no de forma tan inmediata.
–¿Pensó que iba a tener una salida profesional con el oboe barroco como la que ha tenido? –Al principio pensé que esto se quedaría en una afición. Pero un día me llegó una propuesta para hacer con la OBS el Doble concierto para oboe y violín de Bach, y lo primero que pensé fue “están locos”. Fueron unos meses de prepararme exhaustivamente. La OBS me ha abierto muchas puertas. Si no hubiera sido por ella… –¿Salió satisfecho de aquel primer concierto?
–A mí me cuesta mucho trabajo salir satisfecho de un concierto, porque me gustan los conciertos que suenen casi a disco. Además, ese concierto de Bach se puede tocar en dos tonalidades y escogieron la que tiene más bemoles, así que reconozco que me sentí un poco superado por la situación, aunque el violinista era Andoni Mercero, y eso fue una ventaja.
–¿Se dedica ya más al oboe barroco que al moderno?
–Sí. Mi labor con el moderno está más en el conservatorio y en la Orquesta Bética. Luego, algún que otro proyecto de cámara, pero muy puntual. Yo me acuerdo en los inicios cuando tocaba con Solistas de Sevilla que era un continuo. Ese tipo de proyectos ahora mismo no los tengo.
–¿En qué repertorio se siente más cómodo?
–Con el oboe moderno, porque ha sido mi base. El repertorio romántico me gusta mucho, pero mi vida musical se está abriendo mucho por el barroco y por el clasicismo, que ahora estamos iniciando un proyecto con un grupo en Madrid, Exordium Musicae, que lleva el violinista David Santacecilia... Hace poco hemos grabado un vídeo promocional para el cuarteto de Mozart y la verdad es que es un repertorio que no he hecho mucho de solista con oboe clásico y me ha sorprendido mucho las posibilidades sonoras que tiene, es un instrumento muy divertido.
–¿Cómo le está yendo con la pandemia?
–Al principio todo apuntaba a que esto se iba al garete, y bueno, al final, con el tiempo se han intentado salvar cosas, se han reagendado cosas… Me alegro por esos proyectos que salieron adelante. No sé cómo seguirá todo, espero que ahora con la vacuna todo avance.
–¿Lo han vacunado ya? –Primera dosis con AstraZeneca. –¿Ha tenido secuelas?
–Un par de días con décimas de fiebre, pero no fue duro. Un poco de paracetamol y todo fue bien.
Lo que más me gusta de estas fantasías, aparte las improvisaciones, son las partes en estilo fugado”
Un día me llegó una propuesta para hacer un concierto con la OBS, y lo primero que pensé fue ‘están locos’”