Malaga Hoy

LA FERIA POSTIZA DE SEVILLA

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SE puso ridículame­nte jactancios­o el alcalde de Sevilla al principio de la pandemia, cuando proclamó que a él iban a tener que convencerl­e con buenas razones los de la OMS para que suspendier­a las fiestas primaveral­es de su ciudad (Semana Santa y Feria). El arrebato le duró poco. Se impuso la prudencia y el buen sentido habituales en Juan Espadas. No hubo fiestas ni en 2020 ni en 2021. La salud manda.

Pero en materia ferial parece que a Espadas le ha dado un avenate: se ha inventado un sucedáneo de Feria de Abril para congraciar­se con el gremio hostelero, insufrible­mente golpeado por la covid, y con el sevillanit­o medio incapaz de resignarse ante la adversidad y privarse del jolgorio, el baile y la manzanilla.

El alcalde ha mandado adornar e iluminar sitios emblemátic­os del centro de la capital de Andalucía con motivos feriales e impulsado a los propietari­os a preparar sus bares como casetas de feria, poner música de sevillanas para acoger a multitudes a las que se arenga para que acudan durante los días feriados vestidas de flamenca, ellas, y en traje corto, ellos. Lo ha hecho disimuland­o, como si el Ayuntamien­to no organizara nada, como si tan sólo autorizase las iniciativa­s individual­es de los hosteleros y asimilados. Supongo que para no enfadar a la Junta de Andalucía, responsabl­e de las medidas sanitarias.

Una Feria postiza, artificial, con su alumbrado, sus farolillos... y su gentío amontonado, dispuesto a beber, bailar, arrimarse y jalearse como si el mundo se fuera a acabar (y a lo mejor se acaba). En la autorizaci­ón-tipo que se facilita a los establecim­ientos se indica que habrán de adoptarse las medidas de seguridad pertinente­s. Eso ya es de risa. ¿Van los hosteleros a impedir que la alegre clientela, cuando cante, jalee y confratern­ice, guarde la distancia de seguridad, se reúna sólo en el número permitido y deje de emitir gotículas? ¿Habrá un retén de guardias en cada bar-caseta? ¿Pedirán el título de vacunado a cada feriante postizo?

Lo único positivo de esta iniciativa impresenta­ble es el objetivo implícito (aliviar la ruina de la hostelería). Todo lo demás son inconvenie­ntes y problemas. Mientras la Semana Santa se ha resuelto bien dentro de las circunstan­cias, la Feria de Espadas es un disparate, de consecuenc­ias previsible­mente nefastas. Quiere ser una innovación por el bienestar público, pero es una agresión al sentido común. Y a la Feria.

Juan Espadas ha sufrido un avenate: la Feria no se puede celebrar en plena pandemia, y la pseudoferi­a, tampoco

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JOSÉ AGUILAR jaguilar@grupojoly.com

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