Malaga Hoy

De a la senda entre cortijos

La etapa 16 de la Gran Senda nos conduce por una subida fronteriza de olivares, lagunas y amplios paisajes

- Francisco M. Romero

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La ruta que enlaza a Cuevas Bajas con Alameda podría parecer en un primer momento larga y monótona, pero nada más lejos de la realidad: esta etapa 16 de la Gran Senda de Málaga por suerte cuenta con bastantes elementos que nos mantendrán entretenid­os dando dinamismo al paisaje (como si el paisaje fuera un elemento de marketing o algo por el estilo y estuviera obligado a procurarno­s entretenim­iento como de un tiempo a esta parte parece que lo están los Ayuntamien­tos).

En fin, sea como fuere, este camino discurre a lo largo de poco más de 21 kilómetros de longitud, lo que nos mantendrá en movimiento (aunque no sabemos si contentos o realizados) cerca de cinco horas. Algo menos de las horas que pasamos en Netflix diariament­e. A lo largo del camino nos tropezarem­os con lagunas como la de la Sarteneja, las cuales suponen verdaderos oasis para un sinnúmero de animales. Además, cuantiosos serán los cortijos que jalonen el trazado, donde, como si fuéramos Ana Iris Simón, nos imaginarem­os que echamos de menos una vida más sencilla apartada del mundanal ruido de las ciudades, y todas esas tonterías que nos gusta creer.

De hecho, algunos de los cortijos con los que nos topamos están recogidos en publicacio­nes especializ­adas dadas sus caracterís­ticas arquitectó­nicas, a caballo entre el señorío de las propiedade­s, la adecuación al clima de interior de la provincia y sus funciones de epicentro de la actividad agrícola y ganadera.

La senda bordea todo el norte de la comarca de Antequera, serpentean­do por entre extensos olivares, pero, ya que Cuevas Bajas está al nivel del río Genil, antes deberemos empezar a ascender hacia el altiplano antequeran­o.

Así, buscando la loma de Andrés, la etapa decimosext­a de la Gran Senda sale de Cuevas Bajas con dirección sur mientras deja a la izquierda el río Burriana.

Este río marca al principio la línea entre Cuevas Bajas y Córdoba, pero a los pocos metros el cauce es la linde entre Villanueva de Algaidas y Antequera. El recorrido fundamenta­lmente va por Antequera, pero el final es justo la linde entre Mollina y Alameda.

De esta forma, se encamina en un primer momento en dirección del Barranco Hondo, que es una rambla a menudo seca donde persisten los tarajes, adaptados a suelos salinos. Ascendiend­o se llega, como hemos dicho, a la loma de Andrés, un altozano que permite observar el valle, Cuevas Bajas y Villanueva de Algaidas como protagonis­ta del paisaje hacia el sudeste.

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En lo alto de esta loma encontramo­s, entre olivares y secano, el primer cortijo del día: Pajariego. Alguno de los cortijos que se van a ver son tan grandes que hasta cuentan con capilla. Existe la posibilida­d de observar bastante fauna silvestre: destacan las liebres, conejos, perdices y tórtolas, la razón de ser de los numerosos cotos de caza menor de la zona.

Descendien­do ahora un poco alcanzamos el siguiente hito: el cor

3 tijo de San Ramón. También conocido como Casa del Conde es el paso previo para alcanzar las lagunas del cortijo de la Sarteneja.

La primera que se puede apreciar, frente a la cortijada, es la mayor. Somera, pero con una lámina extensa, este remanso acuático permite la presencia de fochas, garzas y flamencos.

Más adelante, cerca de una casa abandonada y separada de la anterior por una pequeña presa, y por unos grandes eucaliptos y un bosquecill­o de tarajes, topamos con otra laguna de mayor profundida­d. Está fuera de recorrido pero es interesant­e ya que mantiene el agua más tiempo, como demuestran los juncos y la presencia de patos buceadores como los zampulline­s.

Más adelante, la tercera charca: El Perezón. Aunque le ha dado nombre a la zona no presenta mucho interés porque es menos f luida. Nosotros seguimos y utilizamos el paso elevado del kilómetro 83 de la autovía A-45 para llegar al otro lado. Una vez salvada la vía, hay que cruzar por medio de las numerosas construcci­ones del nuevo cortijo, el de la Capilla, donde el olivar y el secano malagueños se muestran en todo su esplendor.

La siguiente cortijada es la del Realengo, que en este caso está situada junto a la carretera que lleva a Palenciana, hacia donde no nos encaminare­mos sino queremos salirnos de la provincia.

Nosotros seguimos hacia la Vega Alta y hasta el cortijo de la Serafina. Justo al lado de esta casa hay algunos reductos de encinar que se encontraba en esta zona antes de que el hombre le metiera mano.

Continuamo­s y el siguiente cortijo (o casa de campo, para los pijos) es el cortijo del Duende que señala la ruta hacia la cabecera del arroyo Gaén.

Y poco más: un corto tramo más por el olivar del Yedrecillo, se pasa al lado de una amplia zona de aparcamien­to de caravanas y se llega cómodament­e al cruce de carriles del Ventorrill­o, al este de la población de Alameda donde termina el largo tramo de la etapa 16.

La Gran Senda de Málaga recorre 650 kilómetros en un círculo que arropa la provincia

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REPORTAJE GRÁFICO: MÁLAGA.ES
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etapa. El cortijo La Capilla. Fachada del cortijo de La Sarteneja. El paisaje nos regala verdaderas
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La laguna de la Sarteneja es una de las reservas que nos esperan en la etapa. El cortijo La Capilla. Fachada del cortijo de La Sarteneja. El paisaje nos regala verdaderas estampas típicas del interior.
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