Europa de borrachera
nista habitual Tobias Lindholm despliegan una historia de masculinidades frágiles, las de cuatro amigos profesores de instituto que deciden emprender un experimento consistente en beber en secreto una justa dosis de alcohol diaria, siempre en horario laboral, como Hemingway y Churchill, para superar la ansiedad, la baja autoestima o los problemas conyugales.
Instalada en un tono que quiere ser distante (siempre con la excusa experimental) pero que desprende pronto cierto tufo moralizante, Otra ronda viene a recordarnos que el alcohol es un problema social serio y que su ingesta desmedida aboca al hombre blanco burgués en crisis a la pérdida del control y el sentido de la realidad, al espejismo de la felicidad o a la tragedia irreversible. Vinterberg intenta disfrazar su enésimo guión cerrado, su conservadurismo formal y su narrativa pedagógica con ese naturalismo que, entre luces cálidas y cámaras ágiles, no disimula que bajo la superficie del relato abierto, las piruetas y un último trago late siempre una gran desconfianza en el espectador.
CUÑADOS
Leo con asombro que esta comedia gallega y hablada en gallego (aquí la verán doblada, me temo) llega a las salas con más de 120 copias, una cifra que parece responder a unas previsiones demasiado optimistas tal vez basadas en su condición de enredo caricaturesco y costumbrista para descongestionar tensiones pandémicas o a su inequívoco títuloreclamo para ese espectador de clase media empobrecida, mustia y asustada.
Más allá de estas expectativas comerciales, Cuñados reivindica el tipismo y el paisaje locales como principales reclamos universales en una estructura bien engrasada a propósito de dos
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