Deducciones fiscales en el IRPF para las familias con un progenitor
● Las dos variantes que preocupan a la comunidad científica circulan residualmente en Andalucía ● La última detectada –B.1.258– es semejante a la británica
Las familias monoparentales, los jóvenes y las personas con discapacidad figuran entre los colectivos que podrán aplicar deducciones autonómicas en la declaración de la Renta 2020, según se recoge en una guía elaborada por la Consejería de Hacienda con motivo del arranque de la campaña.
Dentro de las deducciones para la familia se incluyen las relativas al nacimiento o adopción de hijos, en las que los contribuyentes cuya base imponible general y del ahorro no supere los 19.000 euros en una declaración individual o los 24.000 euros si es conjunta podrán deducirse 50 euros por cada hijo nacido o adoptado, y otros 50 euros adicionales por hijo en el caso de partos o adopciones múltiples.
Cuando sean dos los contribuyentes que tengan derecho a esta deducción, su importe se distribuirá por partes iguales, y esta deducción es in
Es posible restar parte del pago a la Seguridad Social por ayuda doméstica
compatible con la existente por adopción internacional.
La deducción para madres o padres de familias monoparentales con hijos menores o hijos mayores de edad incapacitados será de 100 euros cuando las bases imponibles general y del ahorro no superen los 80.000 en tributación individual o los 100.000 conjunta. Para madres o padres de familias monoparentales con ascendientes mayores de 75 años, la deducción se incrementará en otros 100 euros adicionales por cada ascendiente mayor de 75 que conviva con la familia monoparental.
Por ayuda doméstica es posible deducirse un 15% del importe satisfecho a la Seguridad Social correspondiente a la cotización anual de un empleado o empleada domésticos, con un límite máximo de 250 euros, para lo que es necesario que los cónyuges o integrantes de la pareja de hecho perciban rendimientos del trabajo o de actividades económicas y tengan hijos que formen parte de la unidad familiar.
A la circulación habitual de los miles de especies de virus que andan buscando seres susceptibles donde multiplicarse se ha unido en Andalucía uno particular, un coronavirus, otra variante más, de la que la Consejería de Salud aportó el pasado viernes parte de su DNI. Lleva por nombre B.1.258 y es el sexto tipo secuenciado del SARS-CoV-2 tras haber sido identificadas la variante británica –cuya proporción en la comunidad autónoma es del 64%–, la que predominaba previamente y es conocida como la ancestral, la ugandesa, la sudafricana y la brasileña. De todas ellas son las dos últimas variantes las que preocupan a la comunidad científica. No es tanto así con la de reciente aparición.
Los virus tienen en su acelerada capacidad de multiplicarse la mejor herramienta para la lucha por la supervivencia que caracteriza la vida en el planeta. La exagerada cantidad de mutaciones producidas en esa infinidad de replicaciones, que no son sino azarosos errores de la traducción génica, proporcionan a los virus un arma crucial para seguir propagándose, siguiendo los principios de la selección natural de Darwin.
La aparición de una serie de mutaciones precisas hizo que el SARS-CoV-2, cuando aún no tenía ni nombre, saltara en China del animal salvaje –posiblemente el pangolín– al ser humano. Del mapa de las nuevas mutaciones surgidas, señalan los virólogos y epidemiólogos del Ministerio de Sanidad, “puede considerarse un indicio de que está en una fase de adaptación a un nuevo huésped”. El coronavirus, pese a que evoluciona más lentamente que el de la gripe o el VIH, sigue evolucionando. La bestia nunca duerme.
No es necesaria la alarma con la variante de reciente secuenciación en Andalucía. La B.1.258, que fue identificada por primera vez en Eslovaquia, no solamente es probable que lleve circulando desde hace más de medio año por Europa sino que, tal como señala el equipo de la Universidad de Bratislava que la tipificó primero, ha estado confundiéndose durante meses con la variante británica. En el hallazgo de estos hermanos del SARS-CoV-2 tienen mucho que ver las técnicas de diagnóstico empleadas y la cantidad de muestras de las que son capaces los laboratorios. En Andalucía, la cepa eslovaca, por renombrarla de un modo, fue identificada hace sólo un par de semanas.
La evidencia científica de la que se dispone en la actualidad habla de esta variante con una copiosa presencia en Eslovaquia y la República Checa, aunque frecuenta todo el espacio europeo. Además, como es común en la irrupción de los nuevos linajes víricos, tiene más poder de transmisión. También puede provocar reinfecciones, resistiendo a las defensas ya adiestradas en el organismo. Ma