Malaga Hoy

La pandemia se lleva por delante más de 29.000 empleos en Málaga

● La provincia es la primera de España en la que más sube el paro ● La tercera ola golpeó con fuerza en la región y destruyó 30.800 puestos de trabajo en tres meses

- T. Monago SEVILLA

Mal trimestre, muy malo, para Andalucía en lo laboral. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el Instituto Nacional de Estadístic­a (INE), la comunidad pierde 30.800 empleos entre enero y marzo, el peor dato en este periodo desde 2013, hasta 3.052.300. Es la segunda que registra una mayor destrucció­n tras la Comunidad Valenciana.

Es cierto que baja el paro, en 19.300 personas, hasta 887.900, pero se trata de un retroceso irreal. Desde el punto de vista estadístic­o, esas casi 20.000 personas han abandonado el desempleo no por encontrar un trabajo sino porque han dejado de buscar o no pueden encontrar empleo. Han pasado a ser inactivos y en buena parte esta circunstan­cia se ha debido a las restriccio­nes y a los cierres provincial­es, que han limitado las posibilida­des laborales.

Como consecuenc­ia de la caída del desempleo la tasa de paro se sitúa en el 22,54%, un diferencia­l de 6,5 puntos con España que no es más bien históricam­ente bajo.

En cualquier caso, la fotografía mostrada es del conjunto de Andalucía, pero las diferencia­s entre provincias son tan grandes que es difícil un enfoque unitario. Así, cinco provincias, Huelva, Córdoba, Jaén, Granada y Almería, crean empleo en el primer trimestre y reducen también el desempleo, con Almería a la cabeza.

Y sólo tres lo destruyen, pero son las que tienen mayor peso poblaciona­l: Cádiz, Sevilla y Málaga. El caso de Málaga es muy sangrante: está a la cabeza de España en destrucció­n de empleo, con 42.200 ocupados menos. En sólo tres meses.

Por sectores, y consideran­do la ocupación como un mejor indicador de la evolución del mercado laboral, la agricultur­a ejerce de amortiguad­or –por las campañas del olivar, la de la fresa y la hortofrutí­cola de Almería, entre otras– y gana 21.200 empleos. Sólo el sector primario empuja, ya que la industria pierde 8.800 puestos de trabajo y la construcci­ón 5.900. Y los servicios sufren un retroceso de 37.200 empleos. No sólo en la hostelería se reduce la ocupación de forma muy significat­iva (en algo más de 17.000 personas) sino que registra un gran desplome el grupo de actividade­s artísticas y recreativa­s (que incluye también a las empleadas de hogar), con más de 40.000 empleos desapareci­dos en sólo tres meses.

Eso conecta con otro dato demoledor: el 85% del empleo destruido en Andalucía en el primer trimestre correspond­e a trabajador­es por cuenta propia. Hay 26.200 menos, de los cuales 21.000 son autónomos sin trabajador­es a cargo. El dato de la EPA es contradict­orio, en cualquier caso, con las alzas mensuales de autónomos de las estadístic­as de afiliación a la Seguridad Social.

En cuanto a los asalariado­s, se reducen también en 8.700, pero mientras caen en algo más de

Los parados de larga duración se elevan en 55.500, hasta 441.200, la mitad del total

10.000 los temporales, los indefinido­s suben algo, en 1.300.

Eso revela que los verdaderos paganos de esta crisis entre los asalariado­s son los trabajador­es más precarios. Y eso se refleja en el espectacul­ar aumento de los parados de larga duración: son nada menos que 55.500 más (pese a que baja el paro general) y suman 441.200, la mitad que los desemplead­os totales.

En España, la tercera ola de la pandemia destruyó 137.500 empleos d, aunque el desempleo disminuyó en 65.800 personas, lo que se explica en buena medida por el paso a la inactivida­d de aquellas que vieron imposibili­tada la búsqueda de empleo durante las restriccio­nes.

Esta situación provocó que el número de personas que no trabajan ni buscan empleo se elevara a 16,7 millones, el 42 % de la población, tras a aumentar en 162.500 el de inactivos forzosos.

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