Los pacientes en las UCI empañan la sensible mejoría
Más de un año después de la irrupción de la pandemia, la población conoce al coronavirus como si fuera un miembro más de la familia. Hermano lobo, hermano virus. Quien más y quien menos sabe ya el funcionamiento. A mayor relajación de las costumbres sociales, menores son los contagios. Y al revés. El veto al viaje entre las ocho provincias, en vigor hasta el jueves desde el pasado 17 de enero, ha provocado una notable reducción de la propagación del virus, las infecciones y sus consecuencias. Además, el progresivo avance de la campaña vacunal ha contrarrestado la leve relajación horaria adoptada en las últimas semanas, de modo que las curvas de contagios han pasado de la meseta a una ligera abajo. Así es la fotografía (general) de la pandemia, cuya mejoría (general) sólo se ve empañada por la ocupación de las unidades de cuidado intensivo de los hospitales.
Tal como figura en el gráfico adjunto, la línea que indica la proporción de pacientes críticos afectados por el Covid-19 acumula seis semanas en ascenso, desde finales de marzo. El dato que registró ayer el Ministerio de Sanidad del 18,3%, lejos del 37% del cénit de la tercera ola, a finales de enero y comienzo de febrero, pero más de cinco puntos mayor que hace un mes y medio. Pero, como es ya conocido por la población, experta ya en diagramas y curvas epidemiológicas, la descendente evolución de los contagios, medida por la incidencia acumulada, hace prever un pronto reflejo en la disminución de las infecciones y, por tanto, de los enfermos agudos que ocupan camas convencionales y los pacientes críticos que necesitan camas de UCI. Tal como aparece en el gráfico, la ocupación de las camas convencionales se ha visto reducida la última semana. Es la consecuencia primera del inferior ritmo de las infecciones.
En efecto, la incidencia acumulada a 14 días sigue bajando en Andalucía en una tendencia descendente que alcanza los 11 días. No fue excesivo el ángulo de la temida cuarta ni fue exagerada su cúspide. Pese a todo, el valor registrado ayer por la Consejería de Salud de 220,9 está todavía lejos del nivel de riesgo medio, marcado por la cifra de 150. La incidencia a 7 días, otro de los indicadores que atienden los especialistas a la hora recomendar un marco de restricciones u otro, también sigue una línea descendente, aunque de un modo menos acusado que hace dos semanas.
Habrá que tener en cuenta la progresión de éstos y los demás parámetros en las próximas semanas, una vez que la Junta de Andalucía ha permitido la reapertura del tránsito entre las provincias y después de que, tras el 9 de mayo, decaiga el estado de alarma que ha permitido durante el último año de la pandemia medidas excepcionales de limitación de libertades fundamentales, con el establecimiento del toque de queda como más importante exponente.
El vínculo entre estas restricciones y los consecuentes registros de movilidad ciudadana ha sido objeto de estudio de un equipo de investigadores del Joint Research Centre de la Comisión Europea, quienes han analizado los operadores de telefonía móvil desde el inicio de la pandemia hasta el pasado 25 de enero.
El investigador Panayotis Christidis y sus colegas, adscritos al centro comunitario con sede en Sevilla, dan constancia en su estudio, que examina el caso andaluz, del extraordinario grado de movilidad que se produjo durante la Navidad, antesala de lo que después derivó en la denominada tercera ola del coronavirus en Andalucía, la que más casos, hospitalizaciones y muertes acabó causando. Según los datos examinados, el viaje navideño se
Los enfermos críticos suman seis semanas subiendo en un contexto de bajada de contagios
Los estudios subrayan el alza de la propagación del virus al permitirse la circulación
asemejó al que había antes de la pandemia: “La relajación de las medidas durante las fiestas navideñas tuvo un visible impacto con la recuperación de la movilidad, a niveles similares a los de julio de 2020. Las actividades relacionadas con el ocio prácticamente recuperaron los niveles previos a la pandemia.
De ahí provienen los temores de los epidemiólogos frente a la rea
pertura de los viajes entre las provincias. Habiendo aún un escenario de valores epidemiológicos y clínicos alejados de los niveles de riesgo bajo o medio, la posibilidad de un salto en las curvas sigue ahí. Así lo señala el indicador de la positividad, cuyo porcentaje en Andalucía sigue siendo alto, aunque haya bajado del nivel muy alto o extremo. De aquí en adelante, además, volverá a jugar un papel
esencial la capacidad de rastreo que ofrezca el sistema de salud, centrado ahora en una campaña vacunal que puede ayudar a evitar nuevas olas. Una cosa por la otra, tal vez. Así, tal como concluye Christidis en su estudio, “una vez relajadas las medidas una gran parte de la población volverá a niveles de movilidad equivalentes o superiores a los niveles anteriores a la pandemia”.