Malaga Hoy

SE VA, SE VA, SE VA... SE FUE

- PILAR CERNUDA

AYUSO dijo aquello de “España me debe una: echar a Iglesias del Gobierno”, y ahora la presidenta madrileña podría decir que España le debe dos: echar a Pablo Iglesias de la política. Ha salido además por la puerta pequeña, sin el deber cumplido y sin nadie que le despida haciendo valer su buen trabajo. Deja atrás un partido menguado por su pésima dirección y un Gobierno en el que no aportó nada relevante, aunque es Pedro Sánchez el principal responsabl­e de que exista práctica unanimidad en calificar el Gobierno de coalición como el peor que nunca ha habido. El eligió a Iglesias como socio cuando ya se sabía cómo respiraba el líder de Podemos, fue Sánchez el que aceptó los nombres que le exigía para ocupar ministerio­s, y el que aceptó un disparatad­o programa de coalición, aunque Sánchez engañó también a Iglesias y, una vez firmado el pacto, hizo y deshizo lo que le dio la gana.

Iglesias no se ha ido, le han echado. Sus votantes, que a la hora de la verdad no le han respaldado suficiente­mente; le han echado Errejón y Mónica García, que acumularon los votos de los desencanta­dos de Iglesias. Y le ha echado, por supuesto, Isabel Díaz Ayuso, que iba ganando más y más terreno a media que Iglesias la llamaba fascista, ultraderec­hista y otras lindezas. Pero sobre todo, a Iglesias le ha echado Pablo Iglesias.

Por su prepotenci­a, su falta de criterio político y personal, su nepotismo, su machismo, su escasa afición al trabajo, los trapicheos económicos de su partido y su atracción por los socios menos deseables, como los independen­tistas y Bildu. Le ha echado de la política el equipo que formó y su grupo de incondicio­nales, que provocaban un rechazo inconmensu­rable, desde Echenique a Montero, pasando por Monedero, Rosell, Belarra o el militar que se presenta a todas las elecciones y nunca consigue escaño, Julio Rodríguez. Le ha echado de la política su falta de respeto a las institucio­nes y a la Constituci­ón, su demagogia, su obsesión por controlar cualquier sector de la sociedad que considere un peligro para ejercer el poder a su manera.

La política española estará mejor sin Pablo Iglesias dentro, y ahora le toca a Pedro Sánchez tomar las decisiones oportunas para librarnos de algunos de los personajes que Iglesias ha dejado colocados en su Gobierno. El presidente ha cosechado el peor resultado de la historia del PSOE y se ha dejado arrebatar el liderazgo de la izquierda madrileña por un partido aparenteme­nte menor, el creado por Errejón hace apenas dos años.

El triunfo de Ayuso ha sido un revulsivo para sus adversario­s, pero también debería serlo para el PP: Casado y su equipo están muy lejos de lo que representa Ayuso, por mucho que Casado salga en todas las fotos.

A Pedro Sánchez le toca ahora librarnos de algunos de los personajes que Iglesias ha dejado colocados en su Gobierno

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