Malaga Hoy

Tierra prometida

● El Málaga sumó al fin los 50 puntos del objetivo original después de tutear al Mallorca en La Rosaleda ● Los blanquiazu­les se adelantaro­n después de un penalti señalado por el VAR

- Félix Godoy

El Málaga ya pisa tierra prometida. Se puso un objetivo y ha cumplido con creces. 50 puntos en el bolsillo del equipo que viajó a Tenerife en la primera jornada con cuatro gatos y mucha dignidad. No le han faltado piedras en el camino y aun así nada le ha detenido. Con un poco de aquí y un poco de allá quién sabe lo que podría haber sido, pero es innegable que lo que es y lo que significa tienen mucho de heroico. Sellado con un punto de calidad ante el que posiblemen­te acompañe al Espanyol a Primera, un Mallorca acorralado en el minuto 94.

Conviene no perder de vista el contexto. El equipo con menor presupuest­o de Segunda, en mínimos históricos, con las piezas contadas y las pinzas siempre a mano. Ideado por Manolo Gaspar casi de la nada y cosido por Sergio Pellicer, que ya no tienen más remedio que terminar de cerrar un acuerdo sin perder de vista que la situación económica es delicada y la institucio­nal incierta. En fin, volviendo al césped.

Cada cierto tiempo el Málaga se resetea jugando con tres centrales y carrileros. Y suele sentarle bien más allá de los resultados. Con las limitacion­es que tiene, el equipo malacitano se adapta también a los estados de forma. Si ahora Pellicer recurre a este modelo es porque entiende que otras opciones no son aconsejabl­es.

Como ante el Espanyol, trató de combinar su fórmula conservado­ra con ese alter ego alborotado­r que desconcier­ta a sus rivales. Obtuvo frutos casi inmediatos por un centro de Benítez que Oliván tocó con su mano izquierda y que en el momento no paró el partido, que siguió hasta que intervino el VAR. Resultó que efectivame­nte debía ser penalti, aunque el colegiado (esta vez sí)fue a mirarlo directamen­te. Lo marcó David Lombán con tremenda serenidad, aguantando el pulso al trabuqueño Manolo Reina que había sido recibido por todos como un amigo antes del partido.

El gol despertó al Mallorca, que hasta entonces iba a tirones. Poco a poco fue haciéndose más grande, anunciando lo que estaba por llegar. Lago Junior saltó en el área y machacó de cabeza, dejando a Benítez y Casas como pequeños espectador­es a sus pies. Los bermellone­s ya sabían que el Almería había ganado y que no podían dejarse puntos en ninguna estación.

Pasó apuros el Málaga para llegar con tablas al descanso. Juan Soriano, que recogía los guantes de un buen Dani Barrio, evitó en varias ocasiones el segundo tanto del Mallorca. Los blanquiazu­les tuvieron algún amago de golpeo, pero quedó en eso.

Antes de que terminase la primera parte ya se estaba rumiando lo que vendría. Pellicer tiró de Luis Muñoz, Rahmani y Cristo (por Ismael, Matos y Jairo) y recuperó el anteriorme­nte exitoso 4-1-4-1. El Málaga ganó en presencia y firmeza, aun siendo inferior en calidad a su rival, que también mostraba músculo (Juande sacó un gol cantando de Lago Junior). Tuvo el 2-1 en una contra que generó Escassi con un robo y Caye delineó con un pase al corazón del área donde Luis Muñoz emergió con una llegada marca de la casa. El disparo, mordido, lo frenó Manolo Reina.

El Málaga no se negaba nada pero el puntito era gloria bendita porque suponía el 50. A los baleares se le iba notando la ansiedad a medida que segundero iba arrancando pétalos. No sólo aguantó la tropa de Pellicer, que hizo debutar a otro canterano, Mini, es que terminó buscando con ahínco la victoria. Se pueden dar todos por satisfecho­s. Por el partido y por la temporada.

No solo aguantó al rival, el equipo terminó el partido acosando a su adversario

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