Europa pone orden en los electrodomésticos
● Desde el pasado marzo un nuevo reglamento ha puesto fin al caos de etiquetas A+, A++ y A+++ que mareaba al consumidor ● Explicamos los cambios y sus efectos
Comprar un electrodoméstico eficiente energéticamente supone pagar hasta un 30% menos en la factura de la luz. Pues bien, desde el pasado 1 de marzo frigoríficos, congeladores, lavadoras/lavadoras-secadoras, lavavajillas, pantallas electrónicas (monitores y televisores) y vinotecas cuentan con un nuevo etiquetado de eficiencia energética en todos los países miembros de la Unión Europea, que ha puesto orden en el mercado.
El nuevo reglamento (2017/1369) que entró en vigor ha cambiado también el tipo de ensayo que se realiza para calificar el nivel de eficiencia de cada producto, lo que supone que un frigorífico que antes era A+++ ahora puede aparecer con la letra C, D o E.
El principal cambio para el consumidor es que los electrodomésticos más eficientes y de menor gasto de energía ya no tendrán el caos anterior de etiquetas A+, A++ y A+++, con el que no había forma de distinguir cuál era mejor que otro. Ahora hay siete niveles, de la A a la G para que el consumidor pueda distinguir mejor la eficiencia de uno respecto de otro, y la mayor parte se concentran entre la C y la G.
Los fabricantes señalan que este cambio de letras a la baja no va a significar que el producto de alta eficiencia vaya a desaparecer de la noche a la mañana. “El producto es el mismo, tiene el mismo consumo, la misma eficiencia. Lo que sucede es que como se mide con una norma distinta y se coloca en la escala de la A a la G atendiendo a unos criterios distintos, ese producto que ayer era A+++ hoy es C, D e E. En definitiva, lo que cambia es la escala y el método de medición”, recalca Alberto Zapatero, director nacional de la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Electrodomésticos (ANFEL), que representa a más de 50 marcas comerciales.
Tanto el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico como los fabricantes de electrodomésticos reiteran que no es posible comparar las antiguas etiquetas con las nuevas porque los criterios y los ensayos han cambiado.
“Con este cambio en la regulación los ensayos de consumo energético se adaptan mejor a un uso real del electrodoméstico por parte del consumidor. Por ejemplo, en una lavadora antes se medía el consumo energético en un programa estandarizado con un lavado a 60 grados, pero esa no es la realidad del mercado europeo porque casi nadie lava a 60 grados. Ahora se hace la norma de medición con un ciclo combinado de varias temperaturas. Es una modificación total”, explica Alberto Zapatero, en nombre de fabricantes e importadores de electrodomésticos.
Lo mismo afirma el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. “No son comparables las letras nuevas con las letras antiguas porque han cambiado los ensayos sobre su eficiencia energética para hacerlos más cercanos al uso normal y han aumentado los requisitos de eficiencia energética”, en palabras de Mar Blázquez, subdirectora adjunta de Eficiencia Energética de la Secretaría de Estado de Energía.
En los frigoríficos, por ejemplo, antes el ensayo para analizar su eficiencia energética se hacía con la puerta siempre cerrada, lo que arrojaba un consumo energético que no era real. “Ahora como los ensayos se ajustan más al uso real, los frigoríficos se abren o se cierran un determinado número de veces mientras dura el ensayo. Y al abrirlo y cerrarlo el frigorífico consume más y salen más kilovatios hora porque el ensayo ha cambiado”, aclara Blázquez.
Este nuevo procedimiento de ensayos genera que el consumo anual de ese frigorífico que ref leja la etiqueta nueva puede ser ligeramente superior en unos pocos kilovatios año respecto a lo que marcaba la antigua etiqueta.
La experta recalca la importancia de una buena comunicación del cambio para que el consumidor no se sienta inseguro o incluso se pudiera sentir engañado. “Es importante recalcar que un modelo de frigorífico o lavadora que se vendía en febrero es el mismo que se vende ahora con la nueva etiqueta aunque la letra sea distinta. El consumidor tiene que saber que la eficiencia es la misma. Lo que cambia es la letra porque los ensayos ahora son distintos y las exigencias son mayores”, insiste Blázquez.
Los fabricantes de electrodomésticos celebran especialmente el cambio de la normativa europea que se utiliza para medir la eficiencia energética de los productos porque la norma anterior es de hace varias décadas (1992) y estaba obsoleta. Valoran que la Comisión Europea ha modifica
Alberto Zapatero
Director nacional ANFEL
El producto tiene la misma eficiencia. Cambia la escala y el método de medición”
do la clasificación energética para que el consumidor vuelva a tener una amplia elección dentro de los modelos que hay en el mercado, en una escala de letras de la A a la G, y ha definido de nuevo las escalas en las que se clasifica el índice de eficiencia energética.
“El sector celebra el cambio de etiquetado energético porque soluciona un doble problema, el de los consumidores que solo tenían hasta ahora tres clases de categoría superior (A +, A++ y A+++) que no les permitía elegir de forma adecuada sobre la base del consumo energético, y el del fabricante, que tampoco podía diferenciar sus productos, ya que casi todos estaban en A++ y A+++ y necesitaban una escala más amplia. Esa situación no incitaba al fabricante a hacer nuevas inversiones en productos y desarrollos tecnológicos para seguir mejorando y diferenciarse de sus competidores”, aclara Zapatero.
Otra novedad de la etiqueta es que también incorpora un código QR que al escanearse con el teléfono móvil ofrece al consumidor descargarse las características técnicas del producto. Ese código remite a una base de datos europea donde todos los fabricantes europeos están obligados a volcar esa información para que la pueda ver el consumidor, explica la experta de Eficiencia Energética de la Secretaría de Estado de Energía.
MÁS PRODUCTOS A FINALES DE 2021
Hornos, calderas y aires acondicionados se seguirán vendiendo con las antiguas etiquetas de eficiencia energética. Aún no tienen las nuevas etiquetas porque los detalles de su nueva regulación están en estudio por parte de la Comisión Europea. Se espera que la normativa para estos últimos productos se apruebe a finales de 2021 o para 2022.
En las fuentes de iluminación (lámparas y bombillas) el cambio de etiquetas entra en vigor el 1 de septiembre, con lo que hasta entonces seguirán con etiqueta antigua.
Los puntos de venta tenían hasta el pasado 14 de marzo para cambiar sus etiquetas antiguas y poner las nuevas, pero no se admite que un modelo tenga las dos etiquetas a la vez.
Mar Blázquez
Subd. A. Eficiencia Energética
En los frigoríficos el ensayo se hacía con la puerta abierta; el consumo no era real”
Alberto Zapatero
Director nacional ANFEL
El consumidor ahora puede elegir de forma adecuada y el fabricante diferenciar su producto”