Los médicos exigen una “profunda reforma” de la Atención Primaria
● Los profesionales se sienten “frustrados, maltratados y esclavos” y solicitan más presupuesto para los centros de salud
“Frustrados, maltratados, esclavos...” Así se sienten los facultativos de los centros de salud. Por eso el Colegio de Médicos de Málaga, el Sindicato Médico y el colectivo ¡Basta Ya! exigieron ayer “una profunda reforma” de la Atención Primaria. Ahora que se empieza a normalizar la asistencia, no quieren volver a lo de antes, con agendas sin final en las que, si no quedan huecos, se citan hasta cuatro pacientes a la misma hora. Advierten que la masificación era brutal y ha empeorado con la pandemia. De ahí que reivindiquen “agendas razonables” con un límite de “25 o 30 pacientes al día” y unos 10 minutos por paciente presencial.
Reclaman, entre otras cosas, más presupuestos para la Atención Primaria, plantillas dimensionadas, contratos dignos, salarios adecuados y agendas sensatas; demandas por las que llevan clamando unos 20 años. Ayer iniciaron concentraciones ante los centros de salud para expresar su “malestar”. Continuarán con otra movilización el próximo 21 ante la Delegación del Gobierno de la Junta.
“A la Atención Primaria se la quiere con recursos”, dijo la presidenta de ¡Basta Ya!, Carmen González. Según los tres colectivos que representan a los facultativos, faltan médicos en “todos” los centros de salud, tanto de familia como pediatras. Este déficit provoca que, para responder a la demanda, se pongan los “bises” en las agendas, que son los pacientes duplicados a la misma hora. Recuerdan que además de los enfermos citados, deben hacer avisos domiciliarios y atender los programas. “No hay horas para hacer lo que quieren que hagamos. Los cupos están sobresaturados”, criticó el delegado de Atención Primaria del Sindicato Médico, José Becerra. Precisó que cada profesional debe tener unos 1.500 pacientes asignados y que hay cupos de hasta 1.900. Por ello, exigen que se renueven “todos los contratos” de esta categoría que acaban el 31 de octubre y que son unos 70 en la provincia.
La representante de Atención Primaria del Colegio de Médicos, Silvia Rodríguez, defendió que ahora que se entra en la nueva normalidad, “es una oportunidad única para acometer los cambios que desde hace más de dos décadas” necesita este nivel asistencial. Desde la entidad colegial se demanda una mejora de las contrataciones y recursos, así como de las condiciones laborales para evitar la fuga de profesionales y garantizar la cobertura en zonas de difícil acceso. Estos destinos más desfavorables no sólo deben puntuar más el tiempo trabajado, sino tener un “incentivo económico”.
El representante del Sindicato Médico también reivindicó que para reducir listas de espera se aplique la continuidad asistencial –que es el trabajo más allá de la jornada ordinaria, de 15.00 a 20:00, para los que están en turno de mañana–. Esta modalidad se aplica desde 2007 en los hospitales, pero Becerra recordó que “han pasado 14 años y no se ha puesto en Atención Primaria”. Continuidad asistencial que debe ser, aclaran, retribuida y voluntaria.
A largo plazo exigen el aumento del número de alumnos en las facultades de Medicina y de plazas MIR. Pero advirtieron que esas decisiones no surtirán efecto hasta dentro de una década. De ahí que surjan a se tomen medidas ya. “Es insoportable. Nos sentimos maltratados de trabajar así un año tras otro. No podemos volver a la normalidad de antes porque es el caldo de cultivo para que sigamos perdiendo médicos”, advirtió González. “Si no se renueva el 100% de los contratos esto va a explotar”, añadió Becerra.
Otras de las demandas es que se les reduzca la carga burocrática y administrativa y que no sean la puerta de entrada para solucionar temas que no son médicos, ya que hay usuarios que al tener dificultades para contactar con el centro de salud piden una cita con su facultativo de cabecera. Están de acuerdo con aumentar las citas presenciales y que se compatibilicen con las telefónicas. Pero no con los porcentajes que marca la Administración. Entienden que las consultas telefónicas han demostrado ser útiles para determinadas circunstancias, pero sostienen que deben ser controladas por el facultativo.