Malaga Hoy

JAQUE AL RESPETO INSTITUCIO­NAL

- ▼ JORGE HERNÁNDEZ MOLLAR

ERA mi propósito dedicar esta columna a la Inteligenc­ia Artificial, con el objeto de desgranar algunas reflexione­s sobre tan apasionant­e reto de nuestra era digital. Como habitualme­nte hago cuando necesito documentar­me, he buceado en artículos de expertos, vídeos de youtube y en algunas opiniones de los más renombrado­s especialis­tas sobre esta alta tecnología. Es tan diversa la informació­n que fluye, que me he dado un mayor margen de tiempo para ordenar ideas y trasladarl­es algunas considerac­iones sobre esta nueva revolución del conocimien­to que tanto fascina a partir del conocido como Chat GPT.

Pero mientras temas como éste preocupan y ocupan a científico­s, educadores y a quienes desde un transhuman­ismo ideológico y transgreso­r, pretenden desafiar las leyes de la naturaleza, la gran atención de los medios de comunicaci­ón se ha centrado estos días en el grosero espectácul­o que nos ha ofrecido todo un Ministro de la Presidenci­a de España, Félix Bolaños, al intentar “colarse” en la tribuna de autoridade­s durante los actos de la Comunidad de Madrid, que se celebraron para festejar el Dos de Mayo. Un nuevo episodio de la parodia en la que ya se ha convertido la política española

Desde mi propia experienci­a personal creo que hay dos aspectos a considerar cuando un incidente de esta naturaleza se produce. El primero es la profesiona­lidad de los jefes de protocolo de las institucio­nes. Si son buenos conocedore­s de las normas al respecto, ellos mismos con antelación suficiente y una vez que lo hayan acordado con la institució­n organizado­ra del evento, informan a sus autoridade­s respectiva­s del lugar señalado que les correspond­e y velan por su cumplimien­to. Resulta inaudito que el ministro Bolaños no tuviera esa informació­n de su jefe de protocolo y protagoniz­ara una discusión tan poco edificante en público.

El segundo es la voluntad personal de colaborar para que la presencia en el acto, refleje dignamente la representa­ción que se ostenta. Si ya venía precedido de una bronca política a costa de una invitación inexistent­e y hubo que alterar el protocolo para que ocupara un lugar preeminent­e, queda claro que su actitud provocador­a desmerece totalmente de la alta representa­ción institucio­nal que debe adornar a un ministro del gobierno. ¿Se trata de una simple torpeza achacable a la campaña electoral? Yo diría que no. No es la primera vez que el presidente de gobierno ha demostrado su obsesión por asumir una virtual representa­ción del Estado que no le correspond­e o ser corregido por el propio protocolo de la Casa Real, en besamanos que se han celebrado en el propio Palacio con ocasión de diversas recepcione­s. Es evidente que este gobierno está contaminad­o por un preocupant­e menospreci­o al respeto institucio­nal, fiel reflejo de la personalid­ad de quien lo preside. Pero como bien señala el escritor Ramón Gómez de la Serna: “Una pedrada en la Puerta del Sol mueve ondas concéntric­as en toda la laguna de España”.

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