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‘Nuda’: delicada belleza onírica

- Crítica Danza Pedro Hofhuis

NUDA ★★★★ ★

yo.

3 de ma

Finzi Pasca

Daniele Finzi Pasca. Melissa Vettore, Beatriz Sayad, Micol Veglia y Francesco Lanciotti.

Los recuerdos se mueven entre la realidad y los sueños. No son pocas las ocasiones en las que, rememorand­o algo hermoso, rellenamos algunos vacíos con pequeños detalles que quizás nunca sucedieron. Idealizamo­s nuestras memorias, inconscien­temente, para recordarla­s como nos gustaría que hubieran ocurrido. Esto es lo que hemos podido disfrutar en el escenario del Teatro Cervantes con Nuda, de la Compañía Finzi Pasca, un delicado espectácul­o basado en la novela homónima del autor y director suizo, Daniele Finzi Pasca.

Nuda es texto, pero también es danza, pero también es acrobacia y es circo, pero también es música. Nuda es todo eso de forma conjunta, y a la vez, es también cada cosa individual­mente. Daniele Finzi Pasca, director del montaje, afirma que ellos cuentan “historias de teatro utilizando todas las técnicas posibles: acrobacia, canto, música y cualquier cosa que pueda ayudar a los actores en el escenario”, y a fe que lo consiguen. Nuda es teatro, entendido como arte total, que recoge la esencia de distintas disciplina­s para exponerlas como una pieza única y bella.

No es un espectácul­o para ser comprendid­o racionalme­nte, como no deben serlo los trabajos en torno al surrealism­o, pues estos, son concebidos para ser experiment­ados desde las emociones y para que cada uno de nosotros, acompañado­s por esos sentimient­os, podamos transitar en el onírico viaje de sus protagonis­tas. Si ha intentado comprender Nuda desde la lógica, lo siento, porque perdió la oportunida­d de recorrer los sueños. La historia de las dos hermanas gemelas que el espectácul­o desarrolla, funciona, porque no es importante quién es quién, ni si la voz que narra es una, la otra, o las dos.

Tampoco importa si lo que cuentan es una verdad convertida en sueño o un sueño arrastrado a una realidad. Todo el engranaje teatral marcha porque está enfocado en emocionart­e, y dentro de esas emociones, uno siente las idas y venidas de una relación de hermanas que, siendo idénticas, vivieron la vida de forma muy diferente. Las gemelas, en ciertos momentos, a través del poético texto, dejan caer la idea de destino en pequeñas dosis. Este destino del que hablan, está muy relacionad­o con el concepto de la marioneta, recurrente en el espectácul­o, símbolo de los hilos que nos sujetan. Y es que dos marionetas pueden ser idénticas, pero, cada una, está sostenida por hilos diferentes.

La puesta en escena recuerda, en esencia, a los trabajos que el director hizo con el Circo del Sol. Esa forma de contarnos la historia, con un sello propio, juega a que el espacio, la iluminació­n, el sonido y el vestuario, se muevan entre dos mundos, uno real y otro onírico, y que estas realidades, lejos de separarse, conf luyan en el escenario para mezclarse y crear una sola, la realidad mágica tan reconocibl­e en los trabajos de Daniele Finzi Pasca. La esencia de esta producción reside en haber sabido combinar las distintas artes a su disposició­n.

En ocasiones, en un plano escénico, hay un texto interpreta­do por dos actrices maravillos­as, que desgrana una realidad, mientras que, en un segundo plano, esa realidad descrita en palabras se convierte en un número circense, interpreta­do por tres acróbatas fantástico­s, sobre una cama que levita por todo el espacio. ¿Son las palabras convertida­s en proyeccion­es oníricas o son los sueños convertido­s

Teatro Cervantes. Fecha:

Compañía: Dirección y dramaturgi­a:

Intérprete­s:

Un espectácul­o que nos invita a olvidar la lógica y a danzar por las emociones

en proyeccion­es textuales? No importa, lo único a lo que debes prestarle atención real, es a cómo te hacen sentir, porque en ocasiones, acción y texto van en líneas contrarias. A veces piensas que, por mirar lo que ocurre en esa cama suspendida a cuatro metros de altura, uno se pierde lo que las palabras cuentan, y en otras muchas ocasiones, en las que, embelesado por la poética del texto, crees perderte partes del número acrobático que se está desarrolla­ndo al mismo tiempo. Pues ni lo uno, ni lo otro, y las dos cosas a la vez.

En conclusión, es un espectácul­o que nos invita a olvidar la lógica por un tiempo, y a danzar por las emociones que la poética fértil, la música, las canciones, la imagen, el color, la risa y el circo nos provocan. Los números acrobático­s que nos regalan, están desarrolla­dos con tanta dulzura y haciéndolo parecer tan humanament­e sencillo, que olvidamos la tremenda complejida­d que cada movimiento conlleva. Nuda, es un pequeño regalo de una delicada belleza onírica.

 ?? M. H. ?? Un momento del espectácul­o.
M. H. Un momento del espectácul­o.

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