CUANDO IZQUIERDA UNIDA JUGABA AL GOLF
CREO recordar la conversación con el alcalde de Trebujena de entonces, Manuel Cárdenas, que después fue coordinador provincial de Izquierda Unida en Cádiz y, posteriormente, delegado de la Junta en el primer Gobierno de coalición del PSOE con la coalición de izquierdas. Debía ser el año 2003, antes de la crisis financiera e inmobiliaria, y los campos de golf llovían sobre la provincia, el pueblo más perdido aspiraba a una de estas manchas verdes que, en realidad, eran la coartada para construir grandes urbanizaciones. La de Trebujena me llamó la atención porque es un municipio cabal de IU, pero en aquellos años no provocaba escándalo, aunque sí el temor a la saturación.
IU era aliada del PSOE, y el Gobierno andaluz aceptó esta urbanización de 300 viviendas y un campo de golf, situado junto a Doñana, en el Plan de Ordenación Territorial de la Costa Noroeste. Juan Espadas era entonces el consejero de Ordenación del Territorio, y la calificación de Gabela Honda como área de oportunidad turística suponía admitir el interés supramunicipal y permitir, por ello, la construcción de 300 chalés, que era el modo de rentabilizar todo aquello.
Lo de Trebujena fue un proyecto de IU, y en buena parte del PSOE, porque también había permitido una urbanización similar del mismo empresario, Bernardo Devos, en Benalup, gobernado por los socialistas. Pero le faltaban detalles importantes, como la Declaración Ambiental Estratégica, que es la que el Gobieno del PP en la Junta le concedió a mediados de abril. El golf trebujenero es, por tanto, de tres. La Administración de Juanma Moreno vuelve a pecar de nulo sentido de la oportunidad.
No creo que llegue a construirse, la situación ha cambiado tanto que el nuevo alcalde de Trebujena, también de IU, no lo desea. Como tampoco la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que ha permanecido muda hasta que la factoría de La Moncloa vio en ello otro proyecto con el que socavar la credibilidad medioambiental de Juanma Moreno. No ha sido Espadas ni IU los señaladores, sino la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Aquella locura del ladrillo fue segada por la Gran Recesión y por algunas políticas de la Junta, como el Plan de Ordenación del Territorio actual, que limitaba el crecimiento de los municipios al 30% de su población. Ese plan creó un profundo malestar entre aquellos alcaldes de pequeños municipios rurales que veían como la ola del turismo residencial llegaba a su municipio. Todo ha cambiado, tanto que lo que era normal es hoy un despropósito.
El golf de Trebujena, que es una urbanización con ese reclamo, fue un proyecto de IU, avalado por el PSOE y ahora por el PP