El monstruo aturdido
Alianza publica ‘En busca de Europa’, una oportuna y valiosa prospección en la idea política de Europa, de Grecia a nuestros días, a la luz de los últimos acontecimientos
El presente ensayo del historiador británico Anthony Padgen (ya dimos noticia aquí de La Ilustración, también editado por Alianza), viene urgido por varias cuestiones que se sustancian al final del libro: el auge de los populismos, la crisis de 2008, el referéndum del Brexit y la guerra de Ucrania. Todos estos asuntos, estrechamente relacionados en algún caso, son los que parecen haber llevado a Padgen a interrogarse sobre el futuro inmediato de la Unión, a la vista de las formulaciones anteriores de la idea de Europa. Unas formulaciones que, partiendo de Grecia, tendrán en el Imperio romano su base histórica –y su imaginario cultural más reconocible–, y sobre la cual se extendería con éxito la incipiente Europa cristiana.
Esta tutela de la Antigüedad es la que destaca Padgen en dos predentes de la Unión Europea: el imperio carolingio y la aventura napoleónica, con un olvido de capital importancia: la Europa de Carlos V, el césar Carlos, emperador del Sacro Imperio Romano, quien trasplantó la cultura europea, y un derecho de reciente cuño, al Nuevo Mundo. Hecha esta salvedad, digamos que la idea principal de Padgen es explicar la configuración de la Europa contemporánea a través de la peripecia bélica del Sire. Según sostiene Padgen, fue aquel europeísmo a cañonazos de Napoleón el que, a la vuelta, creó los nacionalismos europeos; unos nacionalismos que, en aquel momento, no revestían el carácter inhóspito y beligerante que adquirirán en el XX, pero que eran hijos legítimos de aquel pintoresquismo del XVIII, visible en Kant, en Herder, en Montesquieu, en Goethe..., y que a su vez era eco de una vieja pulsión barroca, paralela a la formación de los Estados modernos. Sea como fuere, es este nacionalismo apacible de primera hora el que se halla al fondo de la formación de dos nuevos actores en el drama europeo: Italia y Alemania, junto con otros de menor relieve. Y es la aventura colonial la que, según Pagden, convertirá a sus participantes en enardecidos chauvinistas. De modo que será esta búsqueda del predominio, a escala mundial, la que tenga como resultado la Gran Guerra.
Digamos, pues, que Padgen alterna los hechos bélicos (guerra de los Siete Años, guerras napoleónicas, guerra franco-prusiana, la Gran Guerra, etc...), con las distintas fórmulas diplomáticas que promueven un entendimiento político europeo, desde el federalismo de inspiración norteamericana, hasta otro tipo de asociacionismos en los que la soberanía –su conservación o su pérdida– sería el mayor escollo. Este asunto se ha vuelto a poner de manifiesto con los actuales populismos europeos (véase el brexit), cuyo discurso suele abundar en tal amenza. Para explicar el fenómeno, Pagden acude a Ortega y Gasset, quien abordó tempranamente tanto una idea política y cultural de Europa como el peligro cierto de los populismos. De hecho, fue en el paso “de nación a provincia” europea donde Ortega creyó hallar un dique contra el particularismo nacional y contra la belicosidad del XX. Pero, ¿qué forma debiera adoptar Europa para sobrevivir a sí misma y a sus adversarios, toda vez que el colonialismo se vaporiza mediado el siglo?
Padgen acude a la expresión, hoy muy difundida, del “patriotismo constitucional”, en la que los europeos quizá pudieran hallar un nexo por elevación, lo suficientemente vago y efectivo, con el que fundamentar su vínculo político. Aunque también destaca Pagden su contrario: la inadvertida construcción de aquel “gentil monstruo de Bruselas” (Enszensberger), cuyo carácter parcial, progresivo, casuístico, actúa como el “ogro filantrópico” de Paz, en favor de sus administrados. Hay otra cuestión que se destaca en esta obra, al calor de los hechos más recientes: la súbita autoconciencia de Europa como potencia activa, como fuerza mayor, insospechada hace unos años, y que parece dar la razón, siquiera parcialmente, a aquel título de Debray aparecido en los 80: Los imperios contra Europa.
Sea de un modo u otro, es en toda esta serie de hechos, adversos en su mayoría (la crisis, el brexit, el covid, la guerra, los populismos), donde acaso esté fraguando el acervo sentimental y la contextura histórica de una idea milenaria, largamente conjeturada, que hoy la necesidad convoca: la idea de Europa.
Padgen explica la configuración de Europa a partir de la peripecia bélica del Sire