La arquitectura agraria que lucha por sobrevivir al olvido
● La plataforma Lagares y Cortijos, dedicada la recuperación y divulgación de las construcciones vernáculas en Málaga, trabaja en la catalogación y puesta en valor de estas edificaciones
La plataforma Lagares y Cortijos, dedicada a la recuperación y divulgación de las construcciones vernáculas de la provincia de Málaga, trabaja para la catalogación, estudio y puesta en valor de estas viejas edificaciones, que en muchos casos se encuentran en un estado próximo a su desaparición. En pleno Parque Natural de los Montes de Málaga, Pacheco Bajo es un claro ejemplo de los grandes lagares con prensa de viga y bodegas de tinajas que proliferaron en la zona de Los Montes y las localidades de Cártama y Almogía.
“Eran las construcciones de mayor singularidad de la provincia y muy complejas”, comenta a EFE el profesor de historia Álvaro Amaya, uno de los responsables de la plataforma. Muchas eran propiedad de familias de origen extranjero, como los Lamothe, Quilty o Wünderlicht, y otras provenientes de diversos puntos de España, como los Marqueses de Larios, Heredia o Huelin, que “vieron quizás antes que nosotros mismos el potencial comercial que tenían las tierras, sobre todo en cuanto a viñedos se refiere”, expone Carlos Sánchez, la otra mitad de Lagares y Cortijos.
En este enclave, una de las más de cien ruinas de antiguos lagares del Parque Natural, realizan un trabajo de limpieza y estudio que forma parte de las actividades que llevan a cabo en colaboración con otros colectivos, como la Asociación de Amigos del Jardín Botánico-Histórico La Concepción y los grupos Scouts 125 y 415 de Málaga.
La jornada empieza temprano con los sonidos de las azadas, las hachas y los movimientos de piedras en el silencio de una mañana que aún no deja ver senderistas por la zona. Álvaro Amaya organiza el trabajo sin dejar de moverse de un lado para otro, acotando una zona para una cata en la que tratarán de encontrar la zona de prensa y el pozuelo de decantación del mosto.
Antonio Martín, coordinador del ‘Grupo Forestal José Ángel Carrera Morales’, se afana a ello junto a otros compañeros. No pasa demasiado tiempo cuando empiezan a aparecer las primeras estructuras que indican que el lugar era el correcto. “Aquí estamos de apoyo y aportando herramientas”, señala el coordinador.
En el otro extremo del lagar, en la zona de umbría donde siempre se situaba la bodega, los jóvenes ‘scouts’ se esfuerzan en la limpieza de las grandes tinajas donde el vino fermentaba unos 40 días procedente de las uvas Pedro Ximénez.
Unas grapas o lañas se dejan entrever reparando una rotura a lo largo de una de ellas, recordando el valor de estos recipientes que en algunos casos llegaban a los 2.400 litros de capacidad. Lucía Rando, una ‘scout’ de 18 años, comenta mientras carga unas piedras que “es muy interesante conocer nuestra propia cultura, la de Málaga”.
Además de estas iniciativas, desde Lagares y Cortijos apuestan por un trabajo de documentación fotográfica con la idea de crear un archivo estructurado. Asimismo, realizan trabajos de planimetría, recaban datos en archivos históricos y divulgan la información a través de su página web.
Pero es en las redes sociales donde han creado una comunidad que se retroalimenta, en la que toman contacto con personas que les proporcionan información sobre lugares y nombres que ya no aparecen en los mapas, que les abren puertas a fincas privadas y que les muestran documentos con varios siglos de antigüedad.
“Creemos que la desaparición de esta arquitectura es tan acelerada que al menos es fundamental dejar constancia de cómo eran”, comenta Álvaro Amaya.