Ardales ‘cocina’ la tradición de la matanza
● Las mondongueras realizaron una demostración para elaborar embutidos ● Miles de personas pasaron por los diferentes stand y tiendas de alimentación
La fiesta de la matanza de Ardales mantiene su tirón. Miles de personas se han desplazado a esta localidad de la comarca del Guadalteba que es una de las puertas de entrada al Caminito del Rey y que se encuentra situada a mitad de camino entre la capital y Ronda. Decenas de autobuses desde primera hora han llegado a la localidad y los aparcamientos para vehículos se han quedado pequeños. Efectivos de Protección Civil de diferentes localidades, Policía Local y Guardia Civil se han tenido que emplear a fondo para organizar la llegada masiva a la localidad
Los visitantes han tenido la oportunidad de volver por unas horas al pasado y presenciar el trabajo artesanal de las mondongueras para elaboran salchichones, chorizos y morcillas como antaño. No falta de nada, incluida la caldera necesaria para cocer las morcillas a la lumbre de una candela. Antes, para coger fuerzas, tocino asado sobre las ascuas y apretado sobre pan como desayuno. Churros para los menos atrevidos. Era el inicio de cualquier matanza que se convertía en una ocasión para reunirse familiares, amigos y vecinos.
Un trabajo manual que todavía pervive entre algunas familias de la zona que siguen manteniendo viva la tradición de realizar el sacrificio anual del cerdo que proporciona una gran cantidad de viandas para el resto del año. Tocinos, carnes, huesos, jamones, chicharrones, mantecas, zurrapas y diferentes embutidos componían una gran parte de la alimentación de las familias en el pasado. “Ahora con tanto colesterol se come menos”, dice entre risas una de las mondongueras.
Además, en un gran perol también se prepara la comida que desde el Ayuntamiento ofrecen a los miles de visitantes y que también se elabora utilizando una enorme candela. Horas de trabajo para preparar esta elaboración que queda en manos de los mayores de la localidad que tienen ya una gran experiencia.
Mientras tanto, las calles de entrada al municipio y la plaza se llenan de stand en los que se ofrecen muy variados alimentos, con una importante presencia de chacinas y quesos. A ellos se suman los panes artesanos que son fundamentales para poder dar cumplida cuenta de estos embutidos. Embutidos y un buen pan son un tándem inseparable a la hora de comer.
También las tiendas hacen tiradas especiales de elaboraciones para estos días, ya que, según reconocen, esta fiesta representa una parte muy importante de sus ventas. “Este año hemos hecho 1.000 kilos de embutidos y porque ya no podías más”, explica Margarita, propietaria de la tienda que lleva su nombre. Una cantidad que toma mayor relevancia cuando explica que son unos 80 kilos semanales los que suelen vender.
Un opinión que es generalizada entre aquellos que tienen stand o tiendas y que coinciden en señalar que esta fiesta suele ser muy buena en ventas.
Además de chacinas y panes también se han podido comprar dulces de diversos tipos, vinos, patatas fritas o degustar las cervezas artesanales que se elaboran en la localidad.
Unas ventas que tuvieron como complemento la gastronomía local, ya que los bares también se suman a este evento. Incluso algunos sacan sus parrillas a la calle y las convierten en una especie de espectáculo en vivo que pocos se resisten a fotografiar o grabar.
A ellos se suman también diversos puestos callejeros en los que la elaboración en directo es parte de la fiesta. Churros, garrapiñadas, patatas fritas o chicharrones son solo algunas de las elaboraciones que pueden verse. Incluso algunos visitantes aprovechan para conocer algunos de los secretos a la hora de ponerse a elaborarlos para tratar de aplicarlo cuando vuelvan a casa en sus cocinas.
La gastronomía es otra parte fundamental de este evento con cocina en vivo