Malaga Hoy

Una vida sobre ruedas en Maro

● Desde la República Checa hasta Inglaterra, un gran número de viajeros comparten su experienci­a en sus casas móviles en el enclave natural de Nerja

- Gema Rubio Galo

En el enclave de los Acantilado­s de Maro-Cerro Gordo, se encuentra un grupo diverso de viajeros que han elegido una forma de vida fuera de lo común: en caravana. A través de sus historias se revela una vida marcada por la conexión con la naturaleza, la autonomía y la conciencia medioambie­ntal. Alice Novotný, de la República Checa, cuenta que su rutina comienza con la salida del sol. Ama dar paseos con sus perros y su pareja, dedicar tiempo a la lectura y al croché. Su llegada a Maro fue recomendad­a por otra viajera, y tras unos días, se dirigirá a Portugal. Destaca la importanci­a de cuidar el medio ambiente en este paraje natural, recolectan­do su basura y fomentando una comunidad tranquila y unida.

Moisés Del Valle, un viajero solitario de Sabadell, lleva tres semanas en su caravana en Maro. Su elección de este lugar se basa en la fascinació­n que le provocó. Desde su rutina matutina a las 6:00, donde alimenta a unos gatos en el parking, hasta realizar actividade­s como artesanía, dibujo y grabación de vídeos, Del Valle comparte su perspectiv­a sobre la vida en caravana. Reflejando sobre la diferencia entre la vida en la ciudad y su actual estilo de vida, el viajero de Sabadell señala la desconexió­n de “las personas urbanas” con las tareas diarias necesarias para mantener su entorno limpio. Mientras él camina un kilómetro varias veces al día para depositar su basura en un contenedor, resalta la tendencia de la gente de la ciudad a desechar residuos en cualquier lugar.

Moisés también expone su visión crítica de la rutina tradiciona­l de trabajo de ocho horas en la ciudad. Argumenta que muchos critican su elección de vida porque “no comprenden el hecho de estar atrapados en trabajos desmotivad­ores”, mientras él disfruta de la libertad de vivir según sus propios términos.

Del mismo modo, estos compañeros de estilo de vida de Zaragoza, Raúl Gómez y Roberto Martín, llevan tres días en Maro, tras hacer paradas en varias localidade­s. Su motivo de parar aquí se basa en la búsqueda de tranquilid­ad y en la posibilida­d de disfrutar de la montaña y la playa. Ambos señalan la limpieza de la comunidad y puntualiza­n que los problemas de residuos suelen provenir de visitantes temporales en lugar de los residentes permanente­s en caravanas.

Tom Moreau, un empresario francés, lleva ocho años alejado de su país y pasa solo un mes al año en Francia. Con una mentalidad sin planes fijos, recienteme­nte llegó a Maro, aunque ya había visitado el lugar hace dos semanas, meses e incluso el año pasado. Moreau es propietari­o de una empresa de especias y, de manera única, viaja a África en su coche para traer especias, hierbas medicinale­s y tés que luego vende por toda Europa.

Su presencia en áreas con caravanas a menudo despierta el interés de quienes buscan sus especias, generando oportunida­des de negocios. Además de su actividad comercial, el francés aprovecha la belleza de la playa en Maro. Coincide con los demás en el compromiso de los “caravanero­s” con la preservaci­ón del medio ambiente, resaltando la seguridad y el respeto mutuo que experiment­a en la zona.

El empresario expresa su sorpresa ante las críticas sobre la “presunta contaminac­ión de quienes viven en caravanas. Mi coche es mi hogar y Maro, mi jardín, no voy a destruir eso”. A pesar de reconocer que algunos visitantes pueden ensuciar el lugar, él y otros residentes en caravanas aprecian y cuidan Maro como su propio espacio y hogar.

Cristóbal Sánchez, un campista de Nerja, defiende la vida en caravana como una opción saludable y sostenible. Indica que “a diferencia de lo que se cree”, quienes viven en caravana son consciente­s del medio ambiente y “cuidan los lugares donde pasan sus días”.

Robben Smith, de Inglaterra, también ha elegido Maro. Lleva tres días en este lugar, pero su conexión con la localidad no es nueva, ya que visitó la zona el año pasado. A diferencia de muchos, no siente la prisa por abandonar este rincón andaluz; su objetivo es explorar toda Andalucía. Sin embargo, a pesar de su aprecio por Maro, Smith observa con preocupaci­ón la falta de cuidado ambiental por parte de algunos residentes. Atribuye este comportami­ento a la masificaci­ón en la zona, donde el espacio escasea debido a la afluencia de personas y caravanas. Ante esta situación, considera “buscar un lugar más tranquilo y espacioso, donde el impacto ambiental sea menos perjudicia­l”. El inglés resalta su profundo respeto por la naturaleza y critica la falta de conciencia ambiental en el municipio. Se preocupa por la falta de regulación y control sobre la acumulació­n de residuos. Aunque reconoce que los adultos locales tienden a cuidar el medio ambiente, denota que los jóvenes no siempre comprenden ni respetan la importanci­a de preservar la naturaleza.

Debido a hechos como estos, GENA denunció el 30 de enero la “preocupant­e situación” generada por la masificaci­ón de autocarava­nas, campistas y okupas en el espacio natural protegido. Las observacio­nes de GENA resaltaron que este aumento constante de ocupantes en el área protegida representa un desafío considerab­le para la biodiversi­dad y la integridad ambiental del paraje. “Este fenómeno conlleva el deterioro de las zonas verdes y la generación de residuos, amenazando así la salud y equilibrio del entorno natural”.

Moisés Del Valle

Un viajero de Sabadell

“La vida en caravana es una alternativ­a valiosa, a pesar de los desafíos que conlleva”

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FOTOGRAFÍA­S: GEMA RUBIO GALO Una fila de caravanas en los Acantilado­s de Maro-Cerro Gordo.
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Tom Moreau, un empresario francés, en su caravana.

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