Malaga Hoy

LUCHA DESIGUAL

- JORGE A. LÓPEZ MARTÍNEZ

MÁLAGA, tierra de sol y esperanza, enfrenta una batalla desigual que sacude sus cimientos y pone a prueba su resistenci­a. No se trata de un enfrentami­ento militar, sino de una guerra contra un enemigo invisible y, a la vez, demasiado palpable: el crimen organizado. La reciente pérdida de dos guardias civiles, Miguel Ángel Gómez y David Pérez,

ha dejado al descubiert­o la desigualda­d de fuerzas entre los defensores de la ley y los narcotrafi­cantes. Un duelo desproporc­ionado donde el valor y la dedicación se encuentran, a menudo, con la insuficien­cia de medios. Esta realidad no es solo un reflejo de la situación en Málaga, sino también un espejo de la sociedad actual, donde las brechas entre el deber y la capacidad se hacen cada vez más evidentes. La comunidad malagueña, unida en el duelo, ha rendido homenaje a sus héroes, pero queda la pregunta latente: ¿Es suficiente con minutos de silencio?

La diferencia entre los medios disponible­s para los narcotrafi­cantes y los que posee la Guardia Civil es abismal. Mientras unos operan con recursos casi ilimitados, los otros se ven forzados a hacer más con menos. Esta lucha desigual no solo pone en riesgo a los que juraron protegerno­s, sino que también amenaza la seguridad y la tranquilid­ad de toda la provincia.

No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras quienes nos protegen se enfrentan a gigantes con piedras. Es imperativo que desde las institucio­nes se provea a nuestras fuerzas de seguridad con los recursos necesarios para enfrentar esta amenaza. La tecnología, el entrenamie­nto y el apoyo logístico no deben escatimars­e cuando lo que está en juego es la vida de nuestros ciudadanos y la integridad de nuestro territorio.

Este no es solo un llamado a la acción para los gobernante­s, sino también un recordator­io para la sociedad de que la seguridad es un esfuerzo conjunto. La colaboraci­ón ciudadana, la conciencia social y el apoyo incondicio­nal a nuestras fuerzas del orden son fundamenta­les en esta lucha.

Málaga tiene el coraje, la determinac­ión y el corazón para enfrentar este desafío, pero necesita de herramient­as que estén a la altura de su valentía. Solo así podremos esperar que la balanza se incline hacia el lado de la justicia, la paz y la seguridad para todos.

La batalla es dura, y el camino, largo. Pero la historia de Málaga está escrita por aquellos que no se dieron por vencidos. En memoria de Miguel Ángel y David, y en honor a todos los que arriesgan su vida por nuestra seguridad, es momento de equiparar la lucha. Porque en esta guerra desigual, cada avance, por pequeño que sea, es un paso hacia la victoria. Ante esta realidad, la respuesta de la sociedad malagueña no puede ser pasiva. Debemos exigir y apoyar medidas que fortalezca­n nuestras fuerzas de seguridad, desde inversione­s en tecnología y formación hasta el respaldo en acciones cotidianas que contribuya­n a la seguridad colectiva. Es una tarea de todos, desde el ciudadano de a pie hasta el más alto cargo institucio­nal.

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