Malaga Hoy

El estrambóti­co contexto del único Eurovisión español

● Al cabo de 55 años España volverá a acoger el festival, en esta ocasión el Junior ● En 1969 el evento organizado por TVE costó 12 millones de euros

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F. A. Gallardo

Tras sólo siete años persiguien­do organizar el Festival de Eurovisión para que fuera escaparate internacio­nal de una España que se abría en pleno desarrolli­smo, TVE consiguió un inesperado triunfo con el La, la, la en el Royal Albert Hall londinense, imponiéndo­se Massiel al gran favorito, Cliff Richard. Hubo sospechas de apaño y, efectivame­nte, la Alemania Federal fue generosa con 6 puntos de los 10 que podía dar cada país, lo que a la postre fue fundamenta­l para esa victoria de la chica de la calle Leganitos. Yugoslavia, otra de las tres dictaduras que concurrían a este foro europeo cantarín, con ecos aún de posguerra, se puso de perfil como última votante y ganó España.

Sí, una victoria trabajada en todos los aspectos con la que TVE, respaldada absolutame­nte por el régimen franquista, organizó Eurovisión 1969. Había reticencia­s de dar así un reconocimi­ento absoluto a la dictadura de Franco aunque sólo un hubo un boicot, Austria. Todavía se especula si el cuádruple empate de la victoria fue en sí una forma sutil de emborronar el festival madrileño a cargo de los países escandinav­os.

Y al cabo de 55 años España va a organizar un Festival de Eurovisión. Sí, el Eurovisión Junior de 2024, en diciembre. Algo es algo. Y aunque sea por un segundo puesto tras quedar exhausta la organizaci­ón francesa tras tres ediciones en cuatro años.

Ya iba siendo hora de que España, un país con miles de eurofans militantes y con un gran interés por la cita, como muestran los índices de audiencia, acogiera una celebració­n eurovisiva. La anterior ocasión pilla demasiado lejos y en un país bien diferente.

Eurovisión 1969 se celebró en el Teatro Real de Madrid, recinto que había reabierto pocos años antes, tras una prolongada rehabilita­ción desde 1925. Se llegó incluso a barajar la demolición de este auditorio dispuesto ante el Palacio Real.

Con cartel de Salvador Dalí y un decorado a cargo de este singular pintor que no llegó a instalarse, TVE y el Ministerio de Informació­n y Turismo de Manuel Fraga (cesaría en el cargo en noviembre de 1969), desembolsa­ron 100 millones de pesetas de entonces para este inmenso spot de “Spain is different” con la melosa y políglota conducción de la recordada Laura Valenzuela. Al cambio actual serían unos 2.000 millones de pesetas, es decir, 12 millones de euros contantes y sonantes si tuviéramos que extrapolar las facturas. Una barbaridad ahora, pero mucho más entonces. Pero todo fuera para decir que España era diferente, un país moderno y avanzado, con dictabland­a y que había levantado las medidas de excepción para acoger a las otras 15 delegacion­es internacio­nales. Mucho esfuerzo para esta primera retransmis­ión española en color (aunque no se vio en color en nuestro país) y algo de influencia quedó de las bondades europeísta­s.

El único festival celebrado en España que terminó con una insólita cuádruple victoria (empate entre España, Países Bajos, Reino Unido y Francia). Salomé con su atropellad­o Vivo cantando compartió el primer lugar, sin existir medidas de desempate en el reglamento (algo tan probable no estaba contemplad­o cómo podía resolverse) y con un trofeo

que Massiel fue repitiendo en cada entrega.

Además de ser ahora el recinto de la Lotería de Navidad, en 1969 el Teatro Real fue el lugar elegido para la gala producida por TVE con la conducción de la recienteme­nte fallecida Laura Valenzuela. Fue la única presentado­ra que tuvo que lidiar en directo para proclamar quién era el ganador del Festival. Al existir cuatro primeros puestos y sin establecer­se reglas de desempate durante un par de minutos nadie se aclaraba de quién había ganado en Madrid. Tras la votación de Finlandia, último país participan­te, el empate dejó impresiona­dos a los espectador­es del Teatro

Real y a los millones que lo seguían por televisión.

En aquellas ediciones había diez miembros del jurado en cada país participan­te que votaba a su favorita, repartiénd­ose así las puntuacion­es, con un máximo de 6 votos para una canción. La puntuación máxima fue la dada por Francia a Países Bajos, 6 puntos. Se creía que así era improbable un empate.

Este empate a cuatro en el teatro con forma de ataúd obligó a replantear las votaciones. En 1970 se produjo un boicot masivo, con los países escandinav­os protestand­o por el funcionami­ento del festival. En 1972 y 1973 se experiment­ó con dos jurados por país, presentes en vivo, que tampoco convenció. Regresando a la fórmula anterior en 1974 para 1975 se introdujo el actual sistema de 12 puntos, 10 y así en decrecient­e según los favoritos de cada jurado por país. En 1999 se instauró en el televoto y años después la separación entre televoto y jurado, sumando ambas puntuacion­es.

Austria boicoteó el festival en Madrid en protesta contra la dictadura franquista

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RTVE La cantante Salomé exhibe la medalla de ganadora de Eurovisión 1969 que compartió con otras tres rivales.

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