August Moller, deseado
● La gran Minicopa del invitado por el club malagueño le ha puesto en el radar y el club trabaja para que pueda venir a Málaga este verano
La Minicopa, la competición paralela de jugadores infantiles a la Copa, dejó en clave del Unicaja la confirmación de lo que se había intuido en los entrenamientos privados que se había realizado con August Moller, el chico danés de 13 años que jugó como invitado la competición. Es un talento especial. 14.8 puntos (46% en tiros de dos, 25% en triples, 66% en libres), 12.8 rebotes, 4 asistencias, 2.2 recuperaciones, 2 tapones y 21.6 de valoración fueron sus números en la competición, pero no fue lo más importante. Una conjunción de recursos técnicos y físicos infrecuente para un jugador de 2.04 metros. Pases a una mano de campo a campo, rebotear y salir botando, jugar de cara, movimientos en el poste, acabar con las dos manos, todo con una movilidad notable y una comprensión del juego muy alta.
Tanto durante los partidos como en las celebraciones posteriores se le veía muy integrado con el resto de compañeros en un grupo que ha caído de pie. August llegó a Málaga porque su hermano, Marcus, está en el equipo junior. Aterrizó en el verano de 2022 y cumple su segundo año en la categoría. Por pocas semanas no tendrá otra temporada más antes de dar el salto a senior. Mide 2.16 y sigue creciendo. Es un jugador interesante también, pero se piensa que llegó un poco tarde y que se perdió años claves en su progresión. Antes había probado con el Joventut y finalmente eligió la opción de Málaga. En esa parte del proceso de los 14 a 16 años se introducen conceptos claves para los jóvenes.
La idea sería traerle la próxima temporada para que iniciara la etapa cadete con el club, pero la familia, hasta ahora, sostenía que quería que continuara hasta los 16 años en Dinamarca, que acabe el equivalente a la ESO en los estudios antes de cambiar de ambiente. Es comprensible y lógico, es un niño que es además un buen estudiante, aunque desde el club se intenta convencerle de que es lo mejor para el chico si quiere intentarlo con el baloncesto. Como se ha evidenciado en Carranque, el trabajo técnico en su país, más lo innato y el instinto del jugador, no ha sido para nada malo. Pero el nivel de la competición allí es bajo para el suyo y gran parte de su margen de mejora pasa por competir y verse exigido cada día con sus compañeros y en partidos y torneos. Ha habido un salto de dificultad evidente cuando se ha tenido que enfrentar a los interiores de Madrid y Barcelona, equipos de otra dimensión y más atléticos, ante los que pudo lucir menos.
No obstante, obviamente, la exposición de Moller durante la Minicopa ha hecho que salte en los radares de agentes y en los equipos españoles más potentes. Los padres y aficionados presentes en el último partido cantaban al final “August, quédate”.
La familia hasta ahora quería que continuase en Dinamarca hasta los 16 años