“La desaladora vendría bien a todo el sistema, pero son instalaciones muy complejas”
● El director de Aqualia en Málaga hace hincapié en que esta obra podría estar lista en dos años, pero trámites de los permisos son los que retrasan su ejecución
La desaladora de la Axarquía es uno de los proyectos más demandados en los últimos años por la población de esta comarca ante la sequía. Sobre ella, Andrés Naranjo Marquina, director de la delegación de Aqualia en Málaga y Granada, asegura que “vendría bien a todo el sistema”, pero su principal problema es que son unas instalaciones “muy complejas” para las que se deben estudiar en profundidad su impacto ambiental, ubicación, suministros energéticos y su captación de agua.
Las obras de esta infraestructura las va a acometer la empresa estatal Acuamed, quien se encargará de toda la tramitación administrativa relativa al proyecto, licitación, adjudicación y ejecución de las obras, según aseguró la Junta de Andalucía hace unas semanas, cuya información le proporcionó el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco). Para llevarla a cabo, el Gobierno va a invertir 100 millones de euros y la Junta ya ha enviado la documentación para la puesta a disposición de los terrenos donde se ubicaría esta infraestructura hídrica.
Por su parte, Naranjo remarca que una desaladora al hacerla de manera urgente “puede estar lista en un año y medio o dos años”, pero incide en que antes de empezar la obra se deben tramitar diferentes permisos “que hacen que se prolongue en el tiempo”.
“La sociedad dice que debería ser inmediato, pero si hay una parcela por la que tienen que pasar una tubería, deben expropiar el terreno, indemnizar al propietario… es complicado”, explica el director de Aqualia en Málaga. También añade que, bajo su punto de vista técnico, se debe hacer esta infraestructura asegurándose de que no tenga un impacto negativo a posteriori.
A su juicio, uno de los principales problemas a los que se enfrenta la Costa del Sol es que “tiene un desarrollo poblacional urbanístico muy importante con mucha demanda de turismo y de agua”. Además, al observar el estado de los embalses en general remarca que “con la demanda que existe queda muy justo para un año”. Por ello considera que hay que pensar en otras fuentes de abastecimiento. Sin considerar que se deban hacer nuevos embalses, sino buscar conexiones con otras cuencas, agua subterráneas, pozos u otras formas de aumentar las reservas que ya tenemos o, por ejemplo, instalando las desalobradoras portátiles.
A su vez, también considera que los ayuntamientos deben ir concienciando a la población. “Los municipios que nosotros gestionamos han prohibido el riego, han cortado el baldeo de calles y están regulando el consumo en los edificios municipales, pero la población no es consciente de ello”, según Naranjo. Por lo que se deben “tomar diferentes acciones” para informar a la población porque “en una vivienda mientras abran un grifo y salga agua, no van a darse cuenta de nada”.