Inspectores casi invisibles, pero claves para la salud pública
Son unos inspectores casi invisibles y bastante desconocidos. La mayoría son veterinarios o farmacéuticos. Pertenecen a Atención Primaria y cumplen un papel esencial para la salud pública: entre otras funciones, controlar establecimientos de alimentación, de restauración e industrias para que no se produzcan toxiinfecciones alimentarias. Forman parte del Cuerpo Superior Facultativo de Instituciones Sanitarias del Servicio Andaluz de Salud (SAS).
Actúan de forma programada y no programada, con visitas periódicas para detectar posibles riesgos. En aquellos establecimientos en los que aprecian un potencial peligro, realizan posteriores visitas de seguimiento para garantizar que se han corregido las deficiencias detectadas. También son los profesionales que intervienen cuando se produce algún brote de una intoxicación alimentaria. Cuando se les informa de un posible brote, “empezamos a actuar los 365 días del año, las 24 horas”, explica subdirector de Protección de la Salud de la Consejería, el epidemiólogo Ulises Ameyugo. En estos casos tienen que hacer una labor casi detectivesca que incluye encuestas y toma de muestras para intentar dar con la causa. La investigación hasta encontrar el origen a veces es sencilla y otras muy compleja.
Estas pesquisas son importantes porque según la gravedad del brote, aparte de los efectos en la salud de las personas, puede haber consecuencias penales y civiles.
Porque estos inspectores son los encargados de averiguar si el origen de una intoxicación es que un establecimiento incumplió los sistemas de autocontrol para que no ocurriera o si por el contrario no tuvo responsabilidad. Según los resultados, se pueden derivar consecuencias penales o civiles. Por ello, estos profesionales tienen la potestad hasta de cerrar un establecimiento a fin de garantizar con urgencia la salud pública. Aparte de velar porque no se produzcan toxiinfecciones alimentarias, también vigilan las condiciones óptimas del agua embotellada, del grifo, de las de baño, tanto en playas como piscinas. También controlan las instalaciones para que no se produzcan casos de legionella y los establecimientos de tatuaje y piercing para que cumplan la normativa a fin de evitar infecciones.