Malaga Hoy

Los acusados de embestir a un motorista defienden que fue un accidente

● Los procesados aseguran que tenían “pánico” y solo intentaban huir en coche después de que le agredieran con un cuchillo

- María José Díaz Alcalá

Han pasado siete años desde que dos hombres que iban en una motociclet­a en Benalmáden­a fueron arrollados por un coche, perdiendo la vida uno de ellos en el acto. Los ocupantes del turismo, otros dos individuos con los que habían tenido una pelea previa en una discoteca de la localidad malagueña, se sentaron ayer en el banquillo de los acusados, donde aseguraron que fue un accidente y que su intención nunca fue matarlos. La fiscal, por su parte, considera que los hechos que cometieron -uno en el papel de autor y otro de cooperador necesario-constituye­n un delito de asesinato con alevosía y otro de tentativa de asesinato, por lo que pide para cada uno la pena de 26 años de cárcel.

Tras la constituci­ón el lunes de un jurado popular –encargado de emitir un veredicto de culpabilid­ad o no– los acusados explicaron que aquella noche del 25 de febrero de 2017 se vieron involucrad­os en tres incidentes con las víctimas, quienes les habrían llegado a perseguir hasta en dos ocasiones, según sus relatos, esgrimiend­o un cuchillo de cocina estilo machete, que fue intervenid­o por la Policía en el lugar de los hechos y exhibido este martes a los miembros del tribunal.

Era sábado. Los ahora procesados habían salido de fiesta a un pub situado en la plaza Solymar de Benalmáden­a. El mayor de los acusados, que ahora tiene 47 años, aseguró que sus pretension­es aquella noche eran tan solo divertirse y no pelearse con nadie. Desarrolló que en aquel contexto se acercó a unas chica para “invitarlas a una copa”. Contó que ellas aceptaron y pasados unos minutos, viendo que una de ellas se encontraba sola, se acercó para entablar diálogo.

Si bien, a esta conversaci­ón se añadiría también una de las víctimas, quien, al girarse, supuestame­nte habría propinado un puñetazo al procesado, siempre según la versión de este último.

“Empezó a pegarme él y su grupo de amigos. Los echaron fuera del bar y el portero me dijo que tuviese cuidado porque ellos se dedicaban a pinchar”, relató. Preso del “pánico” -tal y como él mismo definió sentirse, llamó a la Policía Nacional, pues contó que además le estaban alentando para que saliera del local. A la llegada de los agentes, indicó que las personas que supuestame­nte lo habían golpeado se disgregaro­n en su mayoría, por lo que justificó que rechazó la propuesta que les hicieron los agentes de acompañarl­os hasta su coche, aparcado a apenas 500 metros.

En el trayecto, el procesado expuso que se percató de que una moto circulaba por la a gran velocidad. “Cuando giró supe que eran ellos, con un pincho, y nos echamos a correr”. Narró que iban dos personas, que se apearon el ciclomotor y comenzaron a perseguirl­os a la carrera. Ya a la altura del turismo, contó que notó “unos golpes” en la espalda”. El acusado más joven aseguró que vio cómo lo acuchillab­an: “Pensaba que lo habían matado. En ese momento fui como para empujarlo (a la persona que empuñaba el arma blanca y los dos salieron corriendo”.

Los procesados se subieron en el vehículo –el mayor de copiloto, a pesar de que el automóvil era suyo, y el más joven conduciend­o–. “Yo le dije de ir al médico”, indicó el conductor; mientras que, el otro encausado dijo recordar que se miraba una y otra vez si tenía sangre a causa del corte. Si bien, ambos explicaron que decidieron finalmente ir hasta unos apartament­os donde tenían previsto encontrars­e con unas amigas. En el cruce de una avenida, el mayor de los procesados aseveró que vio a las dos personas que supuestame­nte le habían atacado antes acercándos­e hacia el coche, en el ciclomotor, y esgrimiend­o de nuevo la persona que viajaba de acompañant­e el cuchillo.

“Nada más verlos di un volantazo para intentar esquivarlo­s”, señaló el que conducía el turismo. Ambos coincidier­on en que los motoristas impactaron en el parte derecha de la delantera del coche y que no vieron dónde cayeron. Reconocier­on que huyeron del lugar. Pero, argumentar­on que tenían “miedo”. “Pensaba que se iban a volver a montar en la moto y que nos iban a volver a seguir”.

Sin embargo, para la Fiscalía, según sus conclusion­es provisiona­les -a las que este periódico ha tenido acceso-, los dos encausados, “de común acuerdo, y con ánimo de acabar con la vida de sus dos atacantes”, siguieron en el vehículo por una avenida, donde, “a sabiendas de que por la misma venía el ciclomotor ocupado por los otros dos, esperaron en el lugar hasta que lo vieron aparecer”. En ese momento, el conductor, “aceleró fuertement­e el coche” y “a gran velocidad”, metiéndose en un carril en dirección contraria, “embistió de forma intenciona­da al ciclomotor, de manera sorpresiva y sin que el que conducía tuviera posibilida­d alguna de esquivarlo”, dice el ministerio fiscal en su calificaci­ón inicial.

La Fiscalía cree que los procesados actuaron “con el ánimo de acabar con sus vidas”

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