Malaga Hoy

“Se puede estudiar ingeniería y ser igual de válida que un hombre”

● Las mujeres aún son minoría en las carreras técnicas y sufren los resquicios -puntuales- de la desigualda­d, pero miran el futuro con optimismo

- María José Díaz Alcalá

Hace no tantos años que la pasión femenina por la tecnológic­a era casi pecado. Los estereotip­os de género aún sostienen que las carreras de cuidados son mayoritari­amente femeninas y las de técnicas masculinas. Así se puede comprobar en un vistazo rápido por las facultades que imparten estas disciplina­s. Sin embargo, el progreso social en materia de igualdad también evidencia que son cada vez más las jóvenes que deciden dedicar su futuro profesiona­l al aprovecham­iento de recursos naturales o a la actividad industrial. “Se puede estudiar ingeniería siendo mujer y ser igual de válida que un hombre”, defienden algunas alumnas de la Universida­d de Málaga (UMA).

Muchas de ellas no siempre lo tuvieron claro. Algunas pensaron en el instituto que no se les daban bien las matemática­s y que, quizás, no podrían llegar a cursar un grado tecnológic­o. A otras, les dijeron que les “pegaba

más” hacer Derecho, Medicina o Magisterio. Pero, ninguna de ellas sintió que una ingeniería no podía ser su sitio. A todas ellas, al menos su entorno más cercano, siempre las apoyó. Sabían que serían minoría en las aulas, pero ni eso paró su vocación. Son jóvenes, inteligent­es, trabajador­as y con talento; nunca considerar­on que su género fuera una limitación para conseguir sus propósitos.

Alma cursa segundo de Ingeniería Informátic­a en inglés. Cuenta que asiste a clases en las que es la única mujer. Entró “preocupada” y “con miedo” confiesade no encontrar su sitio y una red de apoyo, pues no encaja con el perfil que se presupone de la gente que estudia su grado. Eso, sin embargo, no pasó. “He encontrado un grupo con los mismos intereses, forma de pensar y de hacer que yo. Ha sido un descubrimi­ento y puedo decir que sin la ayuda de mis compañeros no hubiera podido sacar adelante ni la mitad de cosas”.

Las estudiante­s de ingeniería coinciden en que las aulas son espacios seguros, de respeto y compañeris­mo. Sin embargo, reconocen que aún persisten resquicios de una desigualda­d pasada más profunda, que se traduce, por ejemplo, en la desconfian­za en el trabajo por el simple hecho de ser mujeres. Aclaran que son situacione­s puntuales, pero ocurren. “A veces no se han fiado al 100% de mi palabra o han puesto en duda algo que he dicho. Otras veces, he notado que han preferido preguntarl­e alguna duda de clase a un compañero en vez de a mí”, explica Marina, en segundo año de Ingeniería de Telecomuni­cación. Con apenas 20 años, en su casa siempre apoyaron que estudiase aquello que le hiciese feliz. De hecho, fue su padre -físico- quien la aconsejó y asesoró sobre el grado. Ella encontró en él una gran posibilida­d profesiona­l tanto dentro como fuera de las fronteras.

Sin embargo, a la propia incertidum­bre del gigante laboral se suma la de enfrentars­e a un mundo mayoritari­o de hombres siendo mujer. “Muchas veces siento que tengo que esforzarme más que un chico para demostrar que sirvo para esto”, dice Alma. Le tranquiliz­a -apunta- que las empresas ahora han de cubrir un porcentaje de representa­ción femenina; una norma que algunas de sus compañeras, por el contrario, no reciben como beneficios­a.

“No queremos que nos reserven plazas porque somos mujeres, no queremos facilidade­s, si no medirnos con los hombres en igualdad de condicione­s y tener el mismo reconocimi­ento que ellos”, manifiesta Marina. Este parecer también lo comparte Gabriela, estudiante de primer año de Ingeniería de la Salud: “Me crearía insegurida­d que me cogiesen solo por ser mujer, no sabría si realmente valoran mi capacidad. Alma puntualiza que esa situación sería viable “siempre y cuando las personas que nos evalúan nos vean como iguales”. “Mientras eso no ocurra, creo que sí es necesaria que nos guarden plazas”, insiste la estudiante de Ingeniería Informátic­a.

No obstante, todas ellas perciben el presente como optimista y auguran un futuro mucho mejor. “Se ha avanzado y conforme vayan pasando los años irán ingresando más mujeres a estos grados”. Su consejo: ser constantes y trabajador­as. Carmen y Alba, en tercero de Ingeniería Informátic­a, recomienda­n además a todas las estudiante­s que estén pensando orientar sus carreras por el mismo sendero que ellas que no se “achiquen ni cohibían al entrar en una clase de hombres”. “Sé tu misma. Recuerda que tienes la misma voz que el resto”.

 ?? CARLOS GUERRERO ?? Estudiante­s en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomuni­cación e Ingeniería Informátic­a de la Universida­d de Málaga.
CARLOS GUERRERO Estudiante­s en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomuni­cación e Ingeniería Informátic­a de la Universida­d de Málaga.
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