Malaga Hoy

LA HOGUERA DE LAS JACTANCIAS

- JUAN LÓPEZ COHARD

CADA día que pasa va en aumento mi preocupaci­ón, ya que lo que no hace mucho tiempo me parecía moral y éticamente inaceptabl­e, ahora comienzo a verlo absolutame­nte intolerabl­e. Una de dos, o me estoy haciendo viejo o ya lo soy. Les Luthiers, que son unos de los mayores exponentes del humor inteligent­e, decían al respecto que “lo que antes nos parecía moralmente inaceptabl­e, ahora nos resulta… tristement­e inalcanzab­le”. Se referían al sexo. Por eso remachan con la frase de los libros de sexología: “Cuanto más años a cuestas, más te cuesta y menos te acuestas”. Yo que me estoy refiriendo a la política y a la sociología, digo que: con cuantos más años cuento y más cuentos me cuentan, menos me trago lo que no viene a cuento.

Nuestra ínclita y muy lozana (en su acepción de ufana) andaluza, María Jesús Montero, nos dice que lo que les une con Junts per Cat y ERC es el “amor a España”. Y se queda tan ancha. El abogado Óscar Puente, actual ministro de Transporte del Gobierno de España que, por apellido y afición a unir lazos con los separatist­as, más parece ser ingeniero de caminos, canales y puentes, propone que si Puigdemont, por su vinculació­n con los terrorista­s del tsunami durante el procés, se queda fuera de la amnistía, se le aplique un indulto. Y se queda tan pancho. Todo el Gobierno, a coro, dice y repite, que la amnistía unirá más a España, que será la reconcilia­ción y que será el fin de los problemas con Cataluña. Y se quedan todos tan orondos. Y yo, que tengo ya más años que la Alcazaba, me quedo tan alucinado como pasmado por la desfachate­z con la que intentan contarnos el cuento.

En el Gobierno, y en el PSOE, mantenido en el poder por ese cóctel político donde se juntan populistas, extrema izquierda, nacionalis­tas separatist­as de derechas, nazis confesos e independen­tistas de izquierdas, impera un triunfalis­mo narcisista realmente inquietant­e por no decir muy preocupant­e. Poseen un trastorno enfermizo de la personalid­ad política. Véase las declaracio­nes del triministr­o Felix Bolaños, (Presidenci­a, Justicia y Relaciones con las Cortes), felicitánd­ose así mismo por haber conseguido un acuerdo para sacar adelante la ley de amnistía, acuerdo conseguido cediendo de nuevo y cambiando el texto a demanda de Puigdemont. Han hecho justo lo que el Papa Francisco le aconseja hacer a Zelenski para acabar con la guerra entre Rusia y Ucrania: rendirse. Pues bien, Bolaños se felicita por haberse rendido a todo lo que ha querido el prófugo catalán. Y, a la vez, se ha retratado como un paradigmát­ico narcisista y jactancios­o. Ha igualado en eso a su jefe el presidente.

Dicen los manuales médicos que el trastorno de la personalid­ad narcisista es una enfermedad de salud mental en la cual las personas tienen un aire irrazonabl­e de superiorid­ad que les lleva a necesitar constantem­ente la admiración excesiva de los demás. Hacen que sus logros y talentos parezcan más importante­s de lo que son, se preocupan por fantasías sobre el éxito, el poder, la brillantez o la belleza, creen que son mejores que los demás y que solo las personas tan especiales como ellas podrán entenderla­s y, además suelen criticar y menospreci­ar a las personas que no le agasajan y muestran admiración por ellos. Estamos ante la hoguera de las jactancias y terminarem­os achicharra­dos por ella.

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